Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (50)
El Papa Francisco, en su reciente visita a los Estados Unidos habló ante el Congreso, ante la asamblea general de las Naciones Unidas y ante el encuentro mundial de las familias.
Los temas centrales de sus homilías fueron la pobreza, la inequidad, la educación, la paz, el cuidado del medio ambiente, el conflicto del narcotráfico, la corrupción en los gobiernos, el respeto de los derechos humanos, el apoyo a los inmigrantes, la igualdad religiosa y la familia.
El Papa habló para todo el mundo demócrata, tolerante, no fundamentalista. Sin perjuicio de la defensa de los dogmas de la Iglesia que aplican para los católicos pero sin imponerlos a quienes profesan otras creencias. Sus propuestas son válidas para todos los países y las religiones monoteístas.
Veamos algunas de sus ideas más importantes:
“No hay que perder de vista, en ningún momento, que la acción política y económica, solo es eficaz cuando se la entiende como una actividad prudencial, guiada por un concepto perenne de justicia y que no pierde de vista en ningún momento que, antes y más allá de los planes y programas, hay mujeres y hombres concretos, iguales a los gobernantes, que viven, luchan y sufren, y que muchas veces se ven obligados a vivir miserablemente, privados de cualquier derecho. Para que estos hombres y mujeres concretos puedan escapar de la pobreza extrema, hay que permitirles ser dignos actores de su propio destino.”
“Esto supone y exige el derecho a la educación –también para las niñas, excluidas en algunas partes–, que se asegura en primer lugar respetando y reforzando el derecho primario de las familias a educar, y el derecho de las Iglesias y de agrupaciones sociales a sostener y colaborar con las familias en la formación de sus hijas e hijos. La educación, así concebida, es la base para la realización de la Agenda 2030 y para recuperar el ambiente.”
“Al mismo tiempo, los gobernantes han de hacer todo lo posible a fin de que todos puedan tener la mínima base material y espiritual para ejercer su dignidad y para formar y mantener una familia, que es la célula primaria de cualquier desarrollo social.”
En su mensaje enviado a la arquidiócesis de Panamá, el Santo Padre hace la pregunta “¿Qué es la familia?” y contesta: “Más allá de sus acuciantes problemas y de sus necesidades perentorias, la familia es un ‘centro de amor’, donde reina la ley del respeto y de la comunión, capaz de resistir a los embates de la manipulación y de la dominación de los ‘centros de poder’ mundanos”.
“En el hogar familiar, la persona se integra natural y armónicamente en un grupo humano, superando la falsa oposición entre individuo y sociedad. En el seno de la familia, nadie es descartado: tanto el anciano como el niño hallan acogida. La cultura del encuentro y el diálogo, la apertura a la solidaridad y a la trascendencia tienen en ella su cuna”.
“Vivimos en una sociedad con miedo al compromiso, en una búsqueda desenfrenada por sentirse reconocido. Muchos retrasan el matrimonio en espera de unas condiciones materiales ideales. Mientras tanto, el mundo se consume sin sabor. Son las familias las que transforman el mundo y la historia”.
“Los conceptos de matrimonio civil y religioso ya no coinciden”.
“Nuestro ministerio necesita desarrollar la alianza de la Iglesia y la familia”.
“Está en juego la identidad y supervivencia de la familia, compuesta por el padre, la madre y los hijos. Está en juego la vida de tantos niños, que serán discriminados desde el inicio, siendo privados de la madurez humana que Dios ha querido si tuviesen un padre y una madre.”
“Los niños tienen derecho a una familia con un padre y una madre, capaces de crear un ambiente idóneo a su desarrollo y a su maduración afectiva”
El Papa ha recalcado que no hay que caer en la trampa de calificar la familia con conceptos de naturaleza ideológica que solamente tienen fuerza en un momento de la historia y luego decaen. La familia es un hecho antropológico, la familia es familia. La familia es en sí misma, tiene una fuerza en sí misma.”
“La complementariedad entre hombre y mujer, es la base del matrimonio y la familia, primera escuela en donde aprendemos a apreciar nuestros dones y aquellos de los otros y en donde se aprende el arte de vivir juntos”.
“Vivimos en una cultura de lo provisorio, en la cual tantas personas renuncian al matrimonio como compromiso público. Esta revolución en las costumbres y en la moral, que a menudo, ha hecho flamear la bandera de la libertad ‘entre comillas’, en realidad ha traído devastación espiritual y material a un sinnúmero de seres humanos, especialmente los más vulnerables”,
“No puedo ocultar mi preocupación por la familia que está amenazada, quizá como nunca antes, desde el interior y desde el exterior. Las relaciones fundamentales son puestas en duda, como el mismo fundamento del matrimonio y de la familia. No puedo más que confirmar no sólo la importancia, sino por sobre todo, la riqueza y la belleza de vivir en familia,”
Bogotá, 5 de octubre de 2015.
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