Esta semana, expertos Internacionales en el diseño, construcción, financiamiento y administración de reservas forestales en el mundo se revelarán los detalles de cómo se construirá el bosque urbano más grande de Latinoamérica,la Reserva Forestal ‘Thomas Van der Hammen’ que estará ubicado al norte de la ciudad.
La inversión del Distrito para este mega proyecto sobrepasa los $100 mil millones.
Para construir el bosque y hacer inmortal la Reserva Forestal, que disfrutarán todos los capitalinos y visitantes, se deben sembrar 1.100 árboles por hectárea. La Van der Hammen tiene más de 1.395 hectáreas.
Cuando se declaró la Reserva Forestal, quedó prohibido el desarrollo de infraestructura para vivienda, lo cual protege el área de la Reserva de ser transformada hacia un espacio lleno de cemento y le dio la oportunidad a la ciudad de adaptarse al cambio climático, de proteger una de las zonas más importantes para la recarga del acuífero de Bogotá y uno de los sectores de mayor valor para proteger los ecosistemas de humedal y recuperar la conectividad entre los Cerros Orientales y el Río Bogotá.
El gobierno de la Bogotá Humana ha dado inicio a la adquisición de los predios en la Reserva Forestal Productora del Norte de Bogotá D.C. “Thomas van der Hammen”, este paso es el más importante para poder avanzar en la materialización de la Reserva, es decir en la restauración del área para conformar el Bosque Urbano más grande de América Latina y cuatro veces más grande que el Central Park de Nueva York.
En la medida que se van adquiriendo los predios, se tendrá la disponibilidad de suelo para adelantar los procesos de restauración, que consiste en establecer una cobertura vegetal con especies nativas que permita conformar nuevamente los ecosistemas perdidos en los procesos de crecimiento urbanos.
Las primeras especies en sembrarse serán aquellas que necesitan de toda la capacidad lumínica para crecer y luego se enriquecerá el bosque con especies que requieren un poco de sombra para crecer y que son las que dominan los bosques maduros.
Durante el proceso se habilitarán igualmente espacios para que la ciudadanía visite la zona, conozca los ecosistemas y cómo todos podemos contribuir a la adaptación al cambio climático. Es decir que la reserva será un espacio de investigación, de conocimiento, de sano esparcimiento, de educación ambiental y cultural.