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Papa Francisco pide proteger a los niños de quienes roban su infancia, los reclutan para la guerra, explotan y maltratan

PAPA FRANCISCO-ROMA–Proteger a los niños de quienes les roban su infancia, los obligan a ser soldados, los explotan y los maltratan y además, garantizarles su legítimo derecho a la escolarización, pidió el Papa Francisco en un apremiante llamamiento a la Comunidad internacional.

Al recordar que pasado mañana se celebra la Jornada mundial de los derechos de la infancia, el Pontífice dijo que es un deber de todos proteger a los niños y anteponer su bien a cualquier otro criterio, para que nunca sean sometidos a formas de servidumbre y maltratos, y también a formas de explotación.

“Anhelo que la Comunidad internacional pueda vigilar atentamente sobre las condiciones de vida de los menores, especialmente allí donde están expuestos a reclutamiento por parte de grupos armados; y que pueda ayudar a las familias a garantizar a cada niño y niña el derecho a la escuela y a la educación».

En el Año de la Vida Consagrada, que el mismo Papa Bergoglio instituyó, y luego inauguró el primer domingo de Adviento de 2014 – estableciendo asimismo que culmine con la fiesta de la Presentación del Señor, el 2 de febrero de 2016 -, el Obispo de Roma se refirió a la Jornada Pro Orantibus.

Recordando a cuantos en el mundo consagran su vida a la oración e invitando a darles nuestro apoyo espiritual y material en su importante misión, jornada que coincide con la celebración de la Presentación de María y que fue instituida por Pío XII, el 21 de noviembre de 1953, el Papa Francisco precisó:

«El 21 de noviembre, la Iglesia recuerda la Presentación de María Santísima en el Templo. En esta circunstancia demos gracias al Señor por el don de la vocación de los hombres y de las mujeres que, en los monasterios y en las ermitas, han dedicado su vida a Dios. Para que las comunidades de clausura puedan cumplir su importante misión, en la oración y en el silencio activo, no les hagamos faltar nuestra cercanía espiritual y material».

En su encuentro semanal con los peregrinos del mundo, el Papa les deseó que su visita a Roma se cumpla con el espíritu del verdadero peregrino, que, sabiendo que aún no posee el Bien más grande, se pone en camino para buscarlo. Y que no olviden que Dios se deja encontrar por cuantos lo anhelan encontrar.

El Santo Padre reiteró asimismo su invitación a las familias para que hagan siempre de los umbrales de sus hogares un signo de la Puerta de la Misericordia que Jesús abre a todos y reiteró que una Iglesia inhospitalaria y una familia encerrada en sí misma mortifican el Evangelio y hacen que el mundo se vuelva árido.

En su saludo a los peregrinos de Polonia, destacó el aniversario del Sindicato ‘Solidaridad’, la importancia de tutelar la dignidad humana y los derechos laborales, por encima de interese políticos y económicos, y encomendó a sus miembros al Beato Jerzy Popieluszko:

«Doy mi cordial bienvenida a los peregrinos polacos. Saludo en particular a los representantes del Sindicato Autónomo de los Trabajadores ‘Solidarnosc’. Desde hace 35 años su Sindicato se empeña en favor del mundo del trabajo, tanto físico como intelectual, así como en la tutela de los derechos fundamentales de la persona y de las sociedades. Sean fieles a este compromiso, para que los intereses políticos o económicos no prevalezcan sobre los valores que constituyen la esencia de la solidaridad humana. Los encomiendo a todos los miembros del Sindicato a la protección de su patrono, el Beato don Jerzy Popieluszko. Los bendigo de corazón ¡Alabado sea Jesucristo!»

La solemnidad – 18 de noviembre – en que se conmemora la Dedicación de las Basílicas de San Pedro y de San Pablo Extramuros, y el testimonio los Apóstoles en el saludo del Obispo de Roma a los jóvenes a los enfermos y a los recién casados:

«Que el testimonio de los Apóstoles, que lo dejaron todo para seguir a Jesús, encienda también en ustedes, queridos jóvenes, el deseo de amarlo con todas sus fuerzas. Queridos enfermos, que los gloriosos sufrimientos de los Santos Pedro y Pablo den consuelo y esperanza a su ofrecimiento. Queridos recién casados, que sus hogares puedan ser templo de ese Amor del que nadie podrá separarnos nunca».