La concejal Lucía Bastidas comentó que recibe múltiples quejas de usuarios inconformes que aseguran tener horror de hacer trasbordo en la estación de la calle 22 con Caracas, donde los habitantes de calle y los ladrones entran y salen de la estación como “Pedro por su casa”, sin que la Policía haga nada para evitarlo.
“No lo digo yo como concejal, lo dicen los usuarios y más recientemente lo dijo la Defensoría del Pueblo, que de 82 puentes de acceso a las estaciones del sistema, solo encontró cuatro en los que no había presencia de vendedores ambulantes”, indicó la cabildante.
Bastidas agrega que lo mismo pasa los fines de semana con los usuarios que tienen que hacer trasbordo en la estación del CAD (Centro Administrativo Distrital).
“Los domingos no hay quien los proteja del asedio de los ladrones que aprovechan para hacer su agosto con los pasajeros e intimidarlos. Estaciones como las de la avenida Jiménez, en plena zona de San Victorino, o la del Ricaurte, en la carrera 30, viven atestadas de vendedores ambulantes que acosan a los usuarios”, manifestó Bastidas.
De acuerdo con la concejal, la estación del Ricaurte es un nudo permanente “pues por ser sitio de transferencia de servicios de diferentes troncales, diariamente circulan por este punto 250 mil personas, según la Policía. En esta estación el túnel que conecta con las rutas del norte, sur, el centro y el occidente, permanece lleno de vendedores ambulantes. En un recorrido encontramos 25 vendedores a lo largo de este túnel. Aquí reina el desorden total”.
A lo anterior, agregó: “De las 2.721 puertas que tiene el sistema, en una visita la Defensoría encontró 382 averiadas. Permanecen abiertas y generan riesgo de accidente para los pasajeros. Los policías se paran a contemplar el panorama o chatear por el celular mientras los usuarios vándalos se paran en el borde de las estaciones e impiden que las puertas se cierren. Esta situación es habitual en la estación del Museo Nacional donde se conectan servicios de diversas troncales del sistema”.
Según la concejal, los colados son permanentes. “Es triste decirlo, pero las 190 puertas de seguridad o anticolados que instaló TransMilenio no han servido para nada. Igual que el resto de las puertas, los vándalos se paran en el borde de las estaciones e impiden que se cierren, sin importar el ruido que se genera por el timbre de seguridad. En estos casos, tampoco se ve la acción de los policías que dejan a los vándalos hacer lo que quieren”.
Por último, hizo una fuerte crítica a los uniformados y reitera que es “difícil ver a los policías en acción, cuando la mayoría de personal asignado corresponde a bachilleres que no tienen cómo hacer sentir su autoridad. Según la Defensoría del Pueblo, de 196 policías, 154 son bachilleres. Hay 54 bachilleres y 26 patrulleros asignados a los puentes.