Por: Gabriel Ortiz
BLANCO Y NEGRO
Como venimos transitando por las sendas del descaro, de los negociados, de las mafias políticas y de los grupos privilegiados que manejan hasta el último centavo del Estado, por poco pasa inadvertido un contrato con el que se pretendía esculcar nuevamente los bolsillos de los colombianos: los avalúos de los vehículos. Era un contrato minúsculo, en medio del mega-escándalo de Sidecar.
Simples 435 millones de pesos, frente a 16 o más billones de la Siderúrgica. Pero es que ser “medio deshonesto” o “medio honrado”, no juega. La plata de la gente, es sagrada.
Pues bien, por fin el ministerio del Transporte respondió. No pudo tapar el sol con las manos y aceptó a medias enmendar el tamaño error de querer regresarnos a los años 60 cuando los carros subían de precio, porque estaban prohibidas las importaciones, como ocurre en Cuba, en donde los modelos 53 valen millones.
Datasoft, que –extrañamente- al final resultó la única proponente para hacer la evaluación, al parecer no tenía la idoneidad para adelantar tan precisa labor, según los resultados finales. Y le pagaron 435 millones de pesos. Seguramente ese trabajo debería costar mucho más y tomar más de 3 o 4 meses para adelantarlo, pero había que adjudicárselo.
Estas son las cosas que hay que indagar. No por barato, debe pasar inadvertido, porque nos estamos acostumbrando a investigar solamente lo que pasa de mil millones.
Imaginemos el caso de un carro comprado el año pasado por 25 millones de pesos, que eran, según el tipo de cambio ($2.500) 10.000 dólares. Esos mismos 25 millones de hoy con dólar a 3.330, solo representan US$7.575. Es decir que el comprador está perdiendo casi 2.500 dólares.
Entonces, ¿por qué pagamos por un estudio tan inocuo y tan ruinoso para la gente? Y además ¿cómo se va a aplicar valorización del 6.7% de la inflación, si la inflación desvalorizó, en lugar de valorizar?
Creo que a la ministra y al país se les fueron las luces, a un costó 435 millones de pesos.
BLANCO: Como siempre, muy lucidos y justos los premios del CPB, especialmente el de Yineth Bedoya.
NEGRO: Inaudito que la propia justicia se haya confabulado con las mafias políticas y privadas para malograr el matrimonio de Cristina Plazas, en venganza por el control que le ha aplicado a la delincuencia que tradicionalmente saquea los dineros del Bienestar Familiar.