La Contraloría General cuestionó la gestión de la Corporación Autónoma Regional (CAR) de Cundinamarca en relación a la descontaminación del río Bogotá.
Para el ente de control, las tareas adelantadas no han resultado eficientes pues no se ha logrado mejorar la calidad del agua ni se ha reducido su contaminación. Advierte que los costos del megaproyecto se han elevado un 72.58%, llegando hoy a $1,6 billones cuando originalmente se calculaban en $971.987 millones.
De acuerdo con la Contraloría, es deficiente la gestión realizada por la CAR Cundinamarca durante las vigencias 2012, 2013, 2014 y el primer semestre de 2015 en cuanto a los “recursos destinados para la protección, conservación, saneamiento y descontaminación de la cuenca del río Bogotá”.
La entidad criticó la gestión desarrollada, ya que presenta atrasos con respecto a la metas establecidas en el CONPES 3320 de 2004. Al igual por el incumplimiento en los objetivos de calidad del Acuerdo 043 de 2006.
Según el informe, se establecieron 34 hallazgos administrativos, de los cuales 19 corresponden a hallazgos con posible alcance disciplinario y 2 a otras incidencias, los cuales serán trasladados a la autoridad competente.
La Contraloría determinó que no hay un mejoramiento de la calidad del agua y tampoco se ha reducido la contaminación del recurso hídrico en el período evaluado entre el 2012 y el 2015.
De igual forma, se observan reiterados incumplimientos de los municipios de la cuenca baja frente a las metas de reducción de la carga contaminante para el quinquenio.
Finalmente, la Contraloría estableció que la CAR no está cumpliendo a cabalidad con la medición de los parámetros de calidad hídrica estipulados en la normatividad vigente.
Dentro de los parámetros de calidad hídrica que se dejaron de monitorear están incluidos tres metales que son considerados potencialmente tóxicos: plomo, mercurio y arsénico.