El excapo del Cartel de Cali, Gilberto Rodríguez Orejuela, reconoció ante un juez especializado de Bogotá, que su decisión de firmar un acuerdo con el gobierno de los Estados Unidos, donde se le imponía una condena de 30 años de prisión, fue totalmente libre y voluntaria.

En desarrollo de una audiencia pública y a través de conexión virtual con Miami (Estados Unidos), donde permanece privado de la libertad, Rodríguez Orejuela reconoció que fue un error grave el haber permitido que dineros del narcotráfico, ingresaran a las arcas del manejo de sus negocios particulares, como la empresa Drogas La Rebaja y Laboratorios Klesfor.

Señaló además que en ningún momento, él como propietario de esas empresas permitió que alguno de sus familiares manejara o administrara sus negocios, por eso ellos no tenían conocimiento alguno de los dineros que entraban de manera ilegal.

Dijo que el lavado de los dineros se hizo especialmente a través de muebles, enseres, publicidad y Good Will de las empresas, a las que le inyectó dinero del narcotráfico entre los años de 1978,1979, 1980 e inclusive hasta 1981.

“Yo nunca aporte ningún dinero a las empresas que habían quedado en poder mis hijos, pues ellos manejaban su plata. Ellos aprendieron a ser independientes, porque eran buenos profesionales todos”, dijo al referirse a sus hijos y familiares.

Sobre el acuerdo aclaró que era indivisible, pues él y su hermano aceptaban la condena y sus 28 familiares quedaban exentos de toda culpa.

Estas declaraciones las hizo Rodríguez Orejuela, como testigo, dentro del proceso de ley 600 que se lleva en contra de 8 personas vinculadas familiarmente con él y su hermano.

En juicio responden por el delito de receptación, legalización y ocultamiento de bienes provenientes de actividades ilegales: Jaime Rodríguez Mondragón, María Teresa Quazua Espinel, Amparo Arbeláez Pardo, María Fernanda Rodríguez Arbeláez, Juan Miguel Rodríguez Arbeláez, Julio Cesar Muñoz Cortes, Juan Carlos Muñoz Rodríguez y Rafael Guillermo Arjona Alvarado.