–Este marte la noche fue lluviosa, lo que parece un indicativo del paulatino final del fenómeno de El Niño y lo que se pronostica es que en los próximos días las precipitaciones serán cada vez más intensas.
A propósito del tema, un estudio de la Universidad Nacional establece que los aguaceros intensos en la capital han aumentado considerablemente en los últimos 30 años.
No obstante, la investigación realizada por Jonathan Losada, magíster en Ingeniería de Recursos Hidráulicos, concluyó que la precipitación total anual (cantidad de lluvia) es la misma.
“Llueve menos días, pero con mayor intensidad”, reiteró el investigador. Por ejemplo, si antes llovía cinco veces al año y caían 100 milímetros de agua -cada evento con 20 milímetros- ahora llueve dos veces al año y caen los mismos 100 milímetros, pero distribuidos en dos eventos de 50 milímetros”, explica.
Esta tendencia hace que se tenga mucha agua cuando no se necesita y no se puede almacenar, y viceversa.
Conocer la variabilidad climática de Bogotá ayuda a entender los efectos del cambio climático, pues el aumento de los gases de efecto invernadero incrementa la temperatura de la atmósfera e influye en la variación de las precipitaciones. “El aumento de lluvias extremas es consecuencia del cambio climático, pero, sin duda, también del modelo de urbanización de la ciudad”, explica el investigador.
Para reunir los datos, se analizaron los índices de precipitaciones extremas, con base en la información suministrada por 21 estaciones meteorológicas operadas por el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (IDEAM), la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) y la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá (EAAB-ESP), entre 1982 y 2013.
En relación con estos datos, se observó que la frecuencia de las precipitaciones ha venido aumentando 2.44 milímetros cada año. Asimismo, se encontró que el número de días con precipitaciones por encima de 10 milímetros aumenta, en promedio, en 26 días cada década. “El registro muestra una tasa de crecimiento muy significativa a la hora de diseñar estructuras de drenaje para la ciudad”, añadió.
La mayoría de las estaciones analizadas está ubicada en la cuenca del río Bogotá, el cual drena de norte a sur, desde su nacimiento en el páramo de Guacheneque, hasta desembocar en el río Magdalena, en el municipio de Girardot.
Los datos registrados muestran que en la ciudad llueve principalmente en los cerros orientales y en el norte. “En estas zonas se dan más episodios de precipitación, porque hay mayores concentraciones de arboles, son las áreas más altas y, en el caso de los cerros orientales, tienen afectación de la corriente amazónica”, puntualizó.
“Entender el cambio de estos eventos extremos, que están relacionados, principalmente, con inundaciones y, estas, a su vez, con la pérdida de vidas humanas y bienes materiales, ayudará a mejorar el diseño e implementación de las medidas de mitigación aplicadas a este tipo de riesgos”, explica.
La zona de la ciudad que presenta mayores problemas de inundación es el occidente. Según el investigador, esto se debe a que es la más baja y plana de la cuenca del río y no tiene la capacidad de retener las crecientes de agua.
“Los procesos de urbanización en la cuenca del río han ocasionado la deforestación de estas áreas y el agua lluvia que antes surtía a las plantas, ahora drena hacia las fuentes hídricas, toda vez que el suelo asfaltado no tiene capacidad para retenerla”, anotó.
Conocer el comportamiento y las variaciones de los eventos extremos de precipitación sobre Bogotá ayudará a entender por qué el sistema pluvial de la ciudad falla en algunas circunstancias y, así, mejorar los diseños que se realicen a futuro. (Informe de la Agencia de Noticias U.N.)