Por Mauricio Botero Caicedo
El lunes, la capital del país vio otro paro de 500 taxistas que protestaron en las calles de Bogotá. ¿Qué tuvieron que aguantarse los ciudadanos de la capital?: Agresiones a pasajeros, a quienes bajaron de los taxis con amenazas; sabotaje a los taxistas que no se unieron al paro, varios de los cuales terminaron con las llantas de su vehículo pinchadas; carrocerías dañadas y huevos en el parabrisas. Con razón los taxis en la ciudad son vistos como un servicio ineficiente, hostil y peligroso.
Investigando algo más sobre estos abusos en contra de la ciudad y de sus habitantes, puede ser interesante analizar ¿quiénes son los autores materiales? ¿quiénes son los autores intelectuales? y ¿quiénes son los responsables que por su acción o falta de acción a que estos desmanes ocurran?
AUTORES MATERIALES: Los autores materiales son los mismos taxistas. No existe ninguna excusa para el comportamiento soez, delictivo y anti social. Las autoridades, sin temblarles el pulso, deben perseguir y llevar ante la justicia los responsables de dichos desmanes.
AUTORES INTELECTUALES: Los autores intelectuales son los dueños de los taxis y las empresas a las que afilian sus vehículos. Sólo el 17 % de los taxistas son dueños de su vehículo. Como lo señala un reciente editorial de el diario El Espectador, “El negocio redondo es para los dueños de los cupos. El que compró un cupo en $3 millones a mediados de los 90, ahora podría venderlo por casi $100 millones en Bogotá. Si se tiene en cuenta que hay 52.768 taxis autorizados, el negocio de los cupos rondaría los $5,2 billones sólo en la capital. Con un añadido: los cupos no pagan impuestos y, además, no están regulados. La rentabilidad de las más de 500 empresas de taxis en el país no contribuye al erario, ni se utiliza para garantizar el bienestar de sus empleados.”
RESPONSABLES: A la hora de té, el verdadero responsable de lo que está ocurriendo es el Gobierno. Si no hubiera los vacíos regulatorios que hoy existen, posiblemente estos paros se hubieran evitado. Como bien lo señala el editorial de dicho diario, “Ni el Gobierno ni el Congreso han sido capaces de expedir una regulación que solucione el tema, creando un ambiente de ambigüedad jurídica que ya hemos visto terminar en violencia. Claro, como un conductor de Uber (por citar un ejemplo) no tiene que lidiar con los costos de los cupos, la sensación de competencia desleal que sienten los taxistas es entendible. Insistimos: esta discusión, que debería liderarla el Ministerio de las TIC, está en mora y es urgente.”
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