Por: Luis Eduardo Forero Medina
En Colombia, otrora el productor de oro más grande de Sur América, la minería ilegal de oro sobrepasa en creces a la formal, y por cuenta de la primera siguen ocurriendo muertes de mineros que al parecer no trascienden a los medios, y se contaminan los ríos por el uso indiscriminado de mercurio y cianuro.
De esta manera, el metal pierde su brillo, se oxida y se descompone para generar dolor humano y afectación a la naturaleza. Ha hecho carrera la costumbre del Ministerio de Minas, después de las tragedias en los túneles, de hacer “advertencias y recomendaciones”, amenazar con judicializar a los mineros ilegales y ordenar “ planes de cierre de las otras minas ilegales y continuar con el plan de regularización y formalización de los mineros.” Cuando las “cierran” dejan los socavones abiertos ocasionando más problemas a las comunidades, sin que los alcaldes se ocupen del tema. De clausurarse las minas ilegales, miles de personas saldrían de los socavones a aguantar física hambre, mientras las autoridades adopten programas para su reinserción laboral. Aunque el Estado ha implementado normas como el decreto terminator, y las retro excavadoras siguen destruyéndose en lugar de reutilizarlas, la lucha la continúan ganando los mineros ilegales, de los cuales no se sabe con certeza quiénes son sus patrocinadores, en todo caso se supone que serían organizaciones al margen de la ley. El negocio ilegal de la minería, estimulado porque no se cumple la legislación de minería de oro, cuenta con numerosos intermediarios y maneja gruesas sumas de dinero en efectivo que infructuosamente ha rastreado por años la DIAN. La estela de la tragedia comienza cuando el minero es contratado informalmente para extraer el metal precioso, dirigiéndose ingenuamente a la búsqueda del oro con una batea, una lámpara en la frente, y un fiambre de comida. De acuerdo a programas de exploración hasta ahora conocidos del Proyecto Santa Rosa, funcionan más de 1,700 minas artesanales subterráneas localizadas y más de cien minas “trabajadas artesanalmente con monitores de agua a presión”.
En la otra orilla está la minería legal de oro, que en el país el año pasado produjo 1.903.386 millones de Onzas Troy, según la cartera de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Minería. Bajo la premisa que Ley Minera Colombiana prevé que las personas naturales y jurídicas extranjeras tienen los mismos derechos que las personas naturales y jurídicas colombianas, ha aumentado la presencia foránea minera, liderada principalmente por las empresas Red Eagle Mining con el proyecto Santa Rosa, que iniciaría producción este año, durante los ochos años de vida útil. Esta mina fue explotada desde el siglo quince por la corona española; estimando que desde el siglo XVII, se extrajeron 30 millones de toneladas de oro, según la Eagle. La Co Continental Gold tiene a cargo el Proyecto Buriticá, “una mina de oro económicamente robusta”, con una vida productiva de 14 años, que “duplicará la producción legal de oro en Colombia mediante el uso de la minería mecanizada”, según esa transnacional. Las compañías Red Eagle y la canadiense Continental Gold son propietarias 100% de los proyectos que abanderan. La sudafricana AngloGold Ashanti Ltd. lidera Gramalote, La Colosa, Gramalote y Nuevo Chaquiro, y la canadiense Gran Colombia Gold los de Segovia, Zancudo y Marmato. Todas tienen muchas cosas en común, principalmente que propugnan por una minería con responsabilidad social y ambiental. El capital nacional con Mineros S.A. del grupo Colpatria tiene en su portafolio explotaciones en el Bajo Cauca y mina La Ye.
Los departamentos auríferos por excelencia son Antioquia, Chocó, y Cauca, y en menor escala Bolívar, Caldas, Nariño, Valle del Cauca, Tolima, Santander, Risaralda y Putumayo. En los páramos de las regiones del país en teoría no se puede llevar a cabo exploración minera alguna, por ser “fábricas de agua”, como lo determinó la Corte Constitucional.
La Agencia de los Estados Unidos para el desarrollo internacional. Usaid, en respuesta al problema de la minería informal de oro adelanta el Programa de Minería Artesanal, “Oro Legal”, que incluye la reforestación de áreas degradadas y la participación de asociaciones de mineros artesanales, comunidades afrocolombianas e indígenas para “conseguir un cambio sostenible en este importante sector de la economía.”