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Negociadores de paz llegaron a la Habana para retomar los diálogos de paz con las Farc

Proceso de paz grande

Los negociadores del Gobierno colombiano viajaron hoy a La Habana para retomar los diálogos con las Farc tras el receso que siguió al 23 de marzo, fecha fijada por las partes para firmar la paz pero en la que no se llegó al acuerdo definitivo.

Como es habitual, el equipo negociador, encabezado por Humberto de la Calle, partió desde la base militar de Catam, en Bogotá, sin dar declaraciones a la prensa sobre este nuevo ciclo de diálogos que comenzará este miércoles.

De este viaje solo se conoce que los negociadores del Gobierno se reunieron este lunes y hoy en Bogotá con los abogados de las Farc, encuentro del que no trascendieron mayores detalles pero que se hizo para aclarar diferencias que impidieron a las partes llegar a un acuerdo de paz definitivo el pasado 23 de marzo.

“La idea fue tratar los temas jurídicos con relación al fin del conflicto”, último punto de la agenda de negociación, que volverán a tratar a partir de mañana en Cuba, dijo a Efe una fuente cercana a las negociaciones.

Con ese propósito en las reuniones participó el ministro de Justicia, Yesid Reyes, quien explicó los fundamentos jurídicos del fin del conflicto a los abogados de las FARC, el español Enrique Santiago y el colombiano Diego Martínez.

Según dijo la semana pasada el presidente, Juan Manuel Santos, la firma de la paz en la fecha prevista no tuvo lugar porque persistieron discrepancias en cuanto a las formas y tiempos en los que la guerrilla dejará las armas una vez se firme el acuerdo.

Entre ellas, destaca la exigencia por parte del Gobierno de “una fecha fija, precisa y clara para que termine el proceso de desarme”, que según expusieron ambas partes el pasado septiembre tendría lugar “en un plazo de 60 días tras la firma de un eventual acuerdo de paz definitivo”.

Sin embargo, Santos apuntó que “por ningún motivo” la fecha para la dejación de armas “puede quedar abierta” y subrayó que el Gobierno quiere la paz “pero no cualquier paz”.

“Este momento de la negociación es complejo, pero debe servir para que estemos todos más unidos que nunca. Debe servir para que no perdamos de vista el objetivo, que está cerca. La paz y sus oportunidades están cerca”, afirmó.

Junto al aspecto del desarme, para firmar la paz queda pendiente el alto el fuego bilateral y definitivo.

Estos dos apartados incluyen numerosas cuestiones en las que es manifiesto el desacuerdo entre el Gobierno y las FARC, como el número de zonas en las que los guerrilleros se concentrarán para dejar las armas.

Sin nuevo plazo a la vista para firmar el acuerdo final, es previsible también que la mesa de negociación trabaje con menos presión ahora que, además, la atención hacia ella se suaviza en parte con la apertura de un proceso de paz con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), la segunda guerrilla de Colombia.

Esos nuevos diálogos también suponen, según apuntan diversos medios, un soplo de esperanza tras el fiasco que para muchos colombianos supuso no alcanzar la paz el 23 de marzo.

Las conversaciones con el ELN, largamente esperadas en el país, podrían utilizar algunos de los preacuerdos alcanzados con las FARC, que después de tres años y medio de negociaciones buscan su recta final.

No obstante, esta circunstancia también es vista como riesgo por algunos analistas, que sostienen que las similitudes pueden hacer que los ritmos de negociación terminen siendo iguales y, en consecuencia, el proceso de La Habana con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) se ralentice.

Esa posibilidad, sin embargo, es vista como poco probable por Santos, que está de gira por Centroamérica y hoy reiteró hoy su confianza en llegar pronto a un acuerdo con las FARC.

“Yo soy optimista de que vamos a llegar al final de los acuerdos y relativamente pronto, no me atrevo a decir cuándo, porque cada vez que digo alguna fecha se me devuelve un bumerán, pero tengan la seguridad de que vamos por buen camino”, manifestó el jefe del Estado en San Salvador.