–La mayoría en la Cámara de Diputados aprobó el juicio político contra la presidenta de Brasil Dilma Rousseff y resta solo la decisión del Senado para que se defina la destitución de la mandataria por irregularidades fiscales en las cuentas públicas.
342 diputados de la Cámara Baja del Parlamento votaron a favor del inicio del juicio político contra la mandataria, mientras que 135 lo hicieron en contra.
Ahora la suerte de la presidenta Dilma Rousseff queda en manos del Senado, donde la mayoría simple de los votos decidirá o no su permanencia en el cargo.
La presidenta Dilma Rousseff es acusada de haber firmado decretos presupuestarios sin previsión de recursos en caja y de atrasos en los pagos a los bancos públicos, el llamado «pedaleo fiscal».
Los diputados pronunciaron su voto a través de un micrófono situado en el centro del plenario y tuvieron 30 segundos para fundamentar sus posiciones.
Un gran porcentaje de los legisladores favorables a la destitución de Roussef explicaron que su voto era en nombre de sus propias familias y ciudades. Otro argumento muy esgrimido fue la necesidad de «un nuevo comienzo» y de dar «esperanza» al pueblo brasileño.
El presidente de la Cámara, Eduardo Cunha, quien autorizó en diciembre el inicio del proceso de «impeachment», pidió al emitir su voto favorable que «Dios tenga misericordia de la nación».
En el campo oficialista, gran parte de los diputados acusaron a la hora de pronunciar su voto a Cunha y al vicepresidente, Michel Temer, ambos del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), de ser los «jefes del golpe».
En especial, destacaron que el proceso era «una farsa» contra una presidenta honesta conducido por Cunha, acusado de corrupción en un caso que ha sido aceptado por la Corte Suprema del país.
Rousseff siguió la votación en el Palacio de Alvorada, la residencia oficial en Brasilia, junto con el expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y un grupo de colaboradores.
La presidenta continuará en el cargo hasta que el Senado determine por mayoría simple si acepta o no la moción en una fecha que todavía debe ser fijada. En caso afirmativo, será apartada del cargo 180 días durante los que Temer asumirá interinamente la presidencia.
En la Cámara Alta, el proceso será comandado por el presidente del Tribunal Federal Supremo, Ricardo Lewandovski.
Si en esos 180 días el Senado no aprueba, por dos tercios, la destitución, Rousseff volverá a ser presidenta.
El gobierno afirma que el «impeachment» es un procedimiento legal en el caso excepcional de un «crimen de responsabilidad», es decir, un atentado contra la Constitución, pero que en este caso se trata de un «golpe de Estado» ante la ausencia de tal crimen.
El periódico ‘The New York Times’ analizó la situación política en Brasil y llegó a la conclusión de que la presidenta es acusada por legisladores que enfrentan sus propios escándalos.
Además, el diario señala que Rousseff es un caso extraño entre las principales figuras políticas del país, ya que no ha sido acusada de robar para lucrarse.
Al contrario, las acusaciones vertidas sobre Rousseff aseguran que utilizó dinero de los grandes bancos públicos para cubrir brechas presupuestarias, dañando la credibilidad económica de Brasil. Mientras tanto, según Transparência Brasil, el 53% de los integrantes de la Cámara de Diputados están siendo investigados.
(Información de Agencias)
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