El anuncio lo hizo este martes El Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), quien denunció en la capital panameña que la situación de violencia que viven muchos países de América Central, en especial Honduras y El Salvador, agravan los ya de por sí “problemas crónicos” de los penales en el continente.
“Los altos niveles de violencia que se están dando en algunos países de Centroamérica, como El Salvador y Honduras, hacen que los Gobiernos tengan que tomar medidas especiales que obviamente pasan por detener a más gente, lo que hace que se agrave el hacinamiento”, indicó a Efe el jefe de la delegación regional de la CICR para México, América Central y Cuba, Juan Pedro Schaerer.
A marzo de 2016 fueron asesinadas en El Salvador un total de 2.022 personas, un 73 % más que en 2015, según datos del Gobierno salvadoreño.
En Honduras, por su parte, durante los primeros cuatro meses de 2016 se registraron 1.775 asesinatos, de acuerdo con datos oficiales.
Schaerer presidió este martes la inauguración de un taller regional sobre centros penitenciarios, que concentra hasta el próximo 2 de junio a expertos de 12 países de Latinoamérica, incluidos Cuba y Venezuela, países con los que el CICR no tiene convenios firmados para actuar en sus penales.
Según el estudio anual del Instituto de Investigación sobre Políticas Criminales (ICPR, por sus siglas en inglés), El Salvador es el país de la región con la tasa más alta de hacinamiento, seguido de Cuba y Panamá.
El problema de la sobrepoblación carcelaria, puntualizó el experto, refleja además debilidades en los sistemas judiciales e impacta en la calidad de vida de los reclusos, ya que “los jueces no pueden seguir y darle toda la atención que tendrían que darle a todos los casos para asegurar los derechos de los detenidos”.
El taller estuvo también inaugurado por la viceministra panameña de Gobierno, María Luisa Romero, para quien la solución al hacinamiento carcelario pasa por reducir la detención preventiva y no por construir más cárceles.
Romero afirmó que: “La solución es meter menos gente en la cárcel. Si se construyen más centros y luego se van a llenar de gente, es un círculo que no termina. Como Gobierno no podemos cometer el error de pensar que las estructuras penitenciarias son la solución al hacinamiento”.
En Panamá, el 60% de los 16.000 presos están recluidos en dos centros penitenciarios ubicados a las afueras de la capital, La Joya y La Joyita, a las que popularmente se les conoce como “antesalas del infierno”. Con EFE