Opinión

Querida María Isabella:

Pedro Arias Por: Pedro Arias
Por alguna extraña razón, que debe estar relacionada con mi profesión de periodista, pienso que cuando uno dice algunas cosas por escrito mágicamente adquieren relevancia, tal vez, porque esas palabras no se las lleva el viento ni se quedan en el aire. Hoy he resuelto escribirte esta pequeña carta porque te adoro infinitamente y porque me siento feliz al saber que pronto estarás cumpliendo años.

“En la profundidad de los ojos de mi niña pequeña, descubrí que el cielo existe”.
Hija: Tu padre, es quien debe cuidarte siempre, debe darte la seguridad de que nada de lo que es importante te falte en tu existencia. Así mismo, es el ser que te da el amor más puro y desinteresado. Un hombre que por fuera aparenta fortaleza, pero que por dentro tiene un corazón sensible que se estremece de ternura y de amor por ti. Es quien te consuela en tus pequeños sufrimientos y te escucha y te aconseja, pero también es quien te traza los límites que no debes cruzar para que la vida, más tarde, no te castigue con crueldad.
He visto como tu salud se ha visto afectada, y a pesar de la adversidad, para ti no existen dificultades, no te rindes ante los obstáculos, no conoces de limitaciones y asumes con valor los retos que la vida te presenta. Desearía que muchas cosas fuesen diferentes, pero no lo son.
Qué terrible es la ignorancia de lo que no acertamos a comprender. Cuando pensamos en el futuro, en una situación sobre la que no tenemos absolutamente ningún control y muy poca capacidad de solucionar, nos angustiamos. Pero como se trata de ti, tu madre, tu hermano, y yo, haremos todos los esfuerzos que sean necesarios hasta encontrar el remedio para que recobres plenamente tu salud. Estamos seguros de que pronto empezaras a aliviarte.
Afortunadamente, en nuestro afán por encontrar respuestas, hemos caminado al lado de seres humanos que te quieren y que muestran diariamente un deseo innato de ayudarte. Infinitas gracias a todos ellos.
Ten presente hija, que a medida que crezcas te darás cuenta que la vida nos da momentos de felicidad pero también nos presenta muchas dificultades. Momentos críticos en los que tus padres no podrán protegerte, pero, con la sólida formación que posees, con esa fortaleza y valentía que transmites, sabrás sortear con inteligencia esos momentos de tristeza y de desesperanza.
En la vida me han pasado muchas cosas buenas pero la mejor de todas fue ser padre de tu hermano y de una niña como tú, porque el amor que siento por ustedes me da fuerzas cada día. Pronto será el día de tu cumpleaños: pienso en el momento en que naciste y de nuevo me siento feliz.
Ahora que te veo crecer, quiero decirte que el mundo es un lugar maravilloso que te espera; que la felicidad es una manera de afrontar la vida y no una meta, un camino en el que con cariño voy a acompañarte.
Amor de mi vida: la felicidad de estar a tu lado es inigualable. Estaré siempre cerca de ti cuando me necesites, mantendré distancia cuando lo requieras, y callaré cuando no me preguntes.
Dedicaremos muchas horas de nuestro tiempo para conversar sentados por ahí en algún rincón de la cocina, con un refresco o una buena taza de café, o continuaremos riendo juntos mientras nos bañamos en harina preparando alguno de tus postres favoritos.
Que gratificante es saber que seré tu padre durante toda la vida y podré disfrutar de tus triunfos, ser cómplice de tus picardías, compañero de tus aventuras, artífice de tus planes secretos; podré amarte hasta el infinito y, si es posible, más allá.
La vida es distinta cuando se puede disfrutar de nuestros hijos, de sus risas, de su mundo. Ustedes nos hacen ver la vida de otra manera.
También es cierto que como padre me equivoco, por ello, cuando eso suceda estaré dispuesto a escucharte, te pediré perdón y aprenderé a tu lado de mis errores. De ti y de tu hermano recibo grandes enseñanzas: de ustedes aprendo todos los días.
Tu fortaleza, tu tenacidad, tu energía, te permitirán mejorarte, eres una bendición. Tu mente es poderosa. Con ella encontrarás el camino de regreso para que tu cuerpo vuelva a sentirse esplendorosamente saludable.
¡Feliz cumpleaños!

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