Este fin de semana tres menores pertenecientes a las comunidades indígenas de Manaure y Uribia fallecieron por problemas de nutrición.

Las dos niñas que fallecieron en zona rural de Manaure fueron identificadas como Ariana Rosado Epiayu, de dos meses de nacida y Maribel Uriana Uriana de cuatro meses.

Por otro lado, el tercer menor murió en la Clínica de la Costa en Barranquilla, a donde había sido trasladado desde la alta Guajira, zona rural de Uribia.

De acuerdo con cifras del Instituto de Bienestar Familiar, en 2015 murieron 898 niños y este año (2016) ya son 41 los menores que murieron de hambre en el departamento a pesar de las medidas cautelares decretadas por la CIDH para la protección de niños, niñas y adolescentes de las comunidades de Uribia, Manaure, Riohacha y Maicao del pueblo wayú.

Según con Javier Rojas, líder wayúu, las ayudas de Gobierno no alcanzan a llegar a las zonas retiradas del departamento. “Quienes están en pleno desierto mueren sin que nadie se entere”.

Cabe mencionar que el problema del hambre y la desnutrición, sumado a la falta de agua y el acceso a un buen servicio de salud hacen que enfermedades asociadas con la desnutrición sigan predominando.

El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) adelanta desde el 2014 un diagnóstico en el que se han identificado poco más de 1.500 rancherías, en las que habitan unas 83.000 personas (19.000 familias), 15.000 de ellas son niños, de los cuales 900 presentan desnutrición aguda o aguda severa.