La especialidad de una banda de ladrones era el robo de celulares de media y alta gama, asimismo, los seguimientos de las autoridades permitieron determinar las troncales y estaciones donde los sujetos centraban su accionar delincuencial. Los seis miembros de la policía tenían la tarea de permitir los robos en las estaciones donde prestaban seguridad.
Esas estaciones donde los policías hacían parte de la banda delincuencia, eran: Ricaurte, San Façon, Sabana, Universidad Nacional, CAD, Campín, Banderas, Calle 26, Profamilia, Calle 45, Marly, Calle 57, Calle 63, Calle 72 y los portales de Américas y Suba.
La manera de operar comenzaba muy temprano entre las 5 y 8 de la mañana, posteriormente entre las 11 de la mañana, a las 3:30 de la tarde y para finalizar, entre las 4 de la tarde a 7 de la noche, horarios de mayor asistencia de usuarios.
El alcalde Enrique Peñalosa dijo que: “Según establecieron los investigadores de la Policía, estas estructuras criminales aprovechaban las aglomeraciones de usuarios en horas pico, ubicándose en las puertas de acceso de los articulados, donde los despojaban de sus pertenencias, especialmente de dispositivos móviles y otros objetos de valor”.
Buscaban personas distraídas o que llevaban sus pertenencias al alcance para robarlos en el menor tiempo posible y sin llamar la atención. Luego de cometidos los robos, partían en vehículos de servicio público taxi hacia el centro de la ciudad donde los celulares eran comercializados.
Estos seis integrantes de la policía deberán responder ante la Fiscalía General de la Nación por los delitos de cohecho propio en concurso con hurto agravado y concierto para delinquir, además fueron retirados de la institución por faltar a los principios del código de ética.