Por Mauricio Botero Caicedo
El viernes 2 de septiembre se cumplen cien años del nacimiento de mi padre, Douglas Botero Boshell. A pesar se ser un conservador integral, sus convicciones democráticas lo llevaban a aborrecer toda censura. Enemigo acérrimo del colectivismo y de los regímenes totalitarios, abogaba por la libertad de expresión sin limites ya que no quería hacer con los comunistas lo que ellos hacen con los otros: es decir, convertir a las sociedades en dictaduras en dónde la única opinión posible es aquella del Partido.
Douglas Botero Boshell fue Ministro de Gobierno y de Comunicaciones de Carlos Lleras Restrepo; y Embajador en Washington y Caracas de Misael Pastrana y Alfonso López Michelsen. Durante un periodo de 15 años escribió de manera esporádica una columna en El Tiempo con el seudónimo de Kerensky. He aquí una de esas columnas:
COLOMBIA: PRETERITO Y FUTURO
KERENSKY
Uno de los grandes misterios de la historia universal es la forma increíblemente sumisa, casi sin lucha, como se rindieron muchos millones de indios americanos a unos cuantos centenares de guerreros españoles. En el caso de México, como ya lo dijimos, la derrota se originó en la cobardía de Montezuma, antecesor de Kerensky, que por dialogar con el enemigo perdió la vida, perdió el honor y entregó su pueblo a la esclavitud. El caso de los chibchas es diferente. Porque si bien es cierto que la crueldad persigue a la cobardía, como la hembra en celo al Don Juan, no es posible explicar cómo “tantos se rindieron a tan pocos”, sin que hubiera por parte de los chibchas siquiera un conato de reacción viril. Ni los caballos, ni los mastines, ni los poquísimos e ineficaces arcabuces, ni el mal olor de los españoles cocinados de sudor en sus propias corazas y adicionado por el hedor humano del siglo XVI (mal olor que por cierto ha sido heredado por algunas páginas, que provocan náuseas, escritas contra Colombia por “Cambio 16” de Madrid), justifican tanta mansedumbre. Sin un gesto de valor, millones de indígenas se entregaron a una potencia extranjera. En la historia no hay precedentes de derrotas tan masivas y absolutas. Es verdad que la India asiática se rindió a los ingleses teniendo una inmensa superioridad númerica a su favor. Pero en la India había de antaño una feroz guerra entre varios estados independientes cuyo origen, religión y lengua eran muy distintos. Asimismo, en Francia, en mayo de 1940, dos millones de soldados franceses, armados hasta los dientes, depusieron sus fusiles sin disparar un solo tiro. Empero, estaban rodeados por un enemigo muy superior en número y en poder de fuego. Por otra parte, en muy poco tiempo Francia, heroicamente recuperó su puesto en la grandeza. Y del nuevo mal gálico no quedan ya sino algunos residuos paranoicos que aparecen periódicamente en ataques contra Colombia en la televisora francesa y en “Le Monde” de París.
La historia se repite y en especial en sus dolorosos sucesos. Hemos hecho este brevísimo recuento para preguntarles a los 27 millones de colombianos si, a semejanza de los chibchas, están dispuestos a entregar su cultura, su democracia, su religión, sus leyes y sus costumbres a unos pocos miles de representantes armados de la tiranía rusa. Es imposible que entreguemos nuestras institucionesy nuestras libertadesa unos malhechores, emisarios de una potencia extranjera solamente por salvar un diálogo tan fracasado como el de Montezuma.
Se está escribiendo una nueva Historia de Colombia, por cierto muy criticada por determinados sectores. Triste es para nosotros recordar algunos hechos penosos de nuestros antecesores pero más triste sería que estos hechos se repitieran.
Imposible es, asimismo, dialogar con gente como Javier Delgado y Hernando Pizarro Leon-Gómez, del frente comunista “Ricardo Franco” que asesinan a garrote y cuchilladas a 164 de sus compañeros y se vanoglorian de ello. También es increíble que por causa de unos cuantos pellizcos injustamente propinados a una joven médica izquierdista, hija de un influyente político, se hubiera condenado a la Nación a pagar una indemnización de 20 millones de pesos, y que por estos viles asesinatos no haya habido siquiera una declaración de ese procurador alharaquiento que busca tanto escenario drmático cuando cree que se ha cometido un atropello contra la izquierda. Y otro tanto puede decirse de Amnistía Internacional, ejemplarmente muda respecto de los asesinatos antes mencionados.
En este país de Jimenéz de Quesada y de Santander se violan las más elementales normas constitucionales con cínico desparpajo. Por ejemplo, la Comisión de paz que declara ser cuerpo simplemente asesor y que no depende de la Rama Ejecutiva, ni de la Legislativa, ni de la Judicial y que,, por tanto, no tiene personería alguna, celebra un convenio de paz con los destacamentos Simón Bolívar y Antonio Nariño, provenientes del ELN. Según informes de Palacio, este convenio fue ratificado únicamente con la firma del Presidente, pero bien es sabido que conforme al artículo 57 de la Constitución Nacional, ningún acto del Presidente es válido con su sola firma, salvo el nombramiento de los ministros y de algunos altos funcionarios. Por tanto, dicho convenio, ni sustantiva no formalmente, tiene valor legal alguno. Cabe preguntarse: ¿Quién se está burlando de quién? ¿Será que Don John engaña de jure a los bandoleros o que éstos, a su turno, traman de facto a Don John? ¿Se habrá convertido Don John en el “burlador burlado”?.