El dolor es parte del sistema de alerta del cuerpo. Nos dice cuando algo está mal. A nivel celular, el cuerpo posee unos tres millones de sensores de dolor, reenvían los estímulos nocivos – como un golpe traumático, mala postura, y el exceso de estrés – a las fibras nerviosas del dolor de conducción.
El dolor es una sensación desencadenada por el sistema nervioso. El dolor puede ser agudo o sordo. Puede ser intermitente o ser constante. Puede sentir dolor en algún lugar del cuerpo, como la espalda, el abdomen o el pecho o sentir dolor generalizado, como los dolores musculares durante una gripe.
El dolor puede ayudar a diagnosticar un problema. Sin dolor, usted podría lastimarse gravemente sin saberlo o no darse cuenta de que tiene un problema médico que requiere tratamiento. Una vez que el problema se trata, el dolor suele desaparecer, cuando es leve, y dependiendo del dolor una Aspirina puede ser la solución. Aquí le ayudamos a identificarlos.
Se pueden dividir en 4 tipos:
Dolor agudo: aquel causado por estímulos nocivos desencadenados por heridas o enfermedades de la piel, estructuras somáticas profundas. Si bien los factores psicológicos tienen una importantísima influencia en la manera en que se experimenta el dolor agudo, con raras excepciones éste no obedece a causas psicopatológicas o ambientales.
Dolor crónico: la persistencia del estímulo, de la enfermedad o de ciertas condiciones fisiopatológica, puede conducir al establecimiento de un dolor crónico. El dolor crónico tiene efectos fisiológicos, psicológicos y conductuales sobre el paciente y su familia, además de un costo social enorme. Podría decirse que mientras el dolor agudo es un síntoma de una enfermedad o traumatismo, el dolor crónico constituye una enfermedad en sí mismo.
Dolor somático: es aquel que aparece cuando un estímulo potencialmente dañino para la integridad física excita los receptores nociceptivos. Estrictamente, debiera incluir el dolor originado en cualquier parte del cuerpo que no sean nervios o sistema nervioso central; sin embargo, frecuentemente se habla de dolor somático propiamente tal cuando los receptores están en la piel, músculos o articulaciones y de dolor visceral cuando los receptores activados por el estímulo en una víscera. Este
dolor es habitualmente bien localizado y el paciente no tiene grandes dificultades en describirlo.
Dolor neuropático: es el que resulta de lesiones o alteraciones crónicas en vías nerviosas periféricas o centrales. Pueden desarrollarse y persistir en ausencia de un estímulo nocivo evidente. El paciente frecuentemente usa términos poco usuales para
describirlo, por ser una experiencia nueva.
Dolor psicogénico: ocurre cuando el paciente describe problemas psicológicos como ansiedad o depresión en términos de daño tisular, verbalmente o a través de su comportamiento. Si bien el daño puede o pudo existir, el problema central es la
amplificación y distorsión de esos impulsos por el estado psicológico.