En los últimos años se han registrado casos de infartos en pacientes cada vez más jóvenes debido a los malos hábitos alimenticios y de vida, y los hombres son la población más afectada, según lo afirma el Jefe del Servicio de Cirugía Cardiovascular de la Clínica del Occidente, el Doctor Expedito Badillo.
Badillo señaló que: “Comer a deshoras es un factor muy común entre los jóvenes que, por el estrés cotidiano, el nivel competitivo y las presiones por cumplir con las responsabilidades del trabajo, olvidan que se debe cumplir un horario fijo para alimentarse y, por ende, de una manera saludable“, afirma.
Las malas costumbres alimenticias es uno de los factores que conllevan a desarrollar enfermedad aterosclerótica y a un infarto de miocardio; los inadecuados hábitos como dormir poco, el consumo desmesurado de alcohol y cigarrillo, así como llevar una vida con estrés, caracterizan la vida actual de la población joven y, en consecuencia, el alto índice de casos de infartos en edades tempranas.
La evidencia recopilada durante las últimas décadas, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud – OMS, indica que la exposición a estrés crónico hace más propensas a las personas a enfermar y morir de enfermedades cardiovasculares, además de doblar el riesgo de aparición de un infarto agudo de miocardio.
Para el Doctor Badillo “genera impacto ver cómo, tiempo atrás, los pacientes que operaba eran personas mayores de 60 años, mientras que hoy recibo, cada vez más, pacientes entre los 35 y los 50 años, con enfermedad coronaria para ser sometidos a revascularización de miocardio. Las sustancias tóxicas y las drogas, también son motivo de infarto. Así mismo el consumo de tabaco es un factor importante, al igual que patologías como la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y la obesidad, hacen que las personas tengan mayor predisposición a sufrir infarto agudo de miocardio”.
Estudios epidemiológicos muestran que para el 2020, la enfermedad cardiovascular será responsable de 25 millones de muertes al año, es decir un 36%, y por primera vez en la historia de nuestra especie, será la causa más común de muerte. De este modo, la enfermedad cardiovascular puede considerarse como la más seria amenaza para el género humano.
Según la Organización Panamericana de la Salud, las proyecciones realizadas sobre las cuatro causas principales de muerte a nivel mundial en 2030, indican que serán, en su orden, la enfermedad isquémica del corazón, la enfermedad cerebrovascular, el VIH/SIDA y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. De igual forma, se proyecta que el número total de muertes atribuibles al tabaco, aumentará a 8,3 millones en 2030.
Hábitos para una vida saluable
Para llevar una vida sana lo primero es despertar conciencia, esto significa entender que nuestro organismo es el producto de nuestra forma de pensar, sentir y actuar. El no comer saludablemente y a deshoras, el ingerir sustancias tóxicas y nocivas y el llevar un ritmo de vida desordenado y con alto nivel de estrés y presión, tarde o temprano se manifestará a través de la enfermedad.
El Doctor Badillo aconseja “tomar conciencia y ser responsables con nosotros mismos y así adoptar hábitos saludables como no fumar, realizar actividad física, reducir el consumo de sal, azúcar, grasas y alcohol, controlar el peso corporal, así como aumentar la ingesta de frutas, verduras y agua. Evitar las bebidas azucaradas y los productos químicos procesados, es importante tener momentos de diversión y de contacto con la naturaleza, sonreír más y enojarse menos, descansar apropiadamente y no sobrepasarse en horarios prolongados de trabajo; practicando esas recomendaciones su cuerpo y en especial su corazón se lo agradecerá”, concluye.
Debido a esta problemática la Clínica del Occidente viene adelantando programas de Promoción y Prevención de la salud, es importante identificar los posibles factores de riesgo, por tal motivo se recomienda realizar un chequeo médico preventivo que consiste en una evaluación detallada del estado de salud, un esquema y recomendaciones necesarias para tener una vida sana.
Los desafíos cotidianos no pueden ser impedimento para que las personas le saquen un tiempo a la diversión y desarrollen actividades que los liberen de la presión, que por el ritmo de vida se convierte en el peor enemigo para la salud.