Por Mauricio Botero Caicedo
Un amigo ha tenido la amabilidad de mandarme el siguiente relato que es tan oportuno como ilustrativo para el momento que atraviesa Colombia.
A la mitad de una clase en una universidad, uno de los alumnos, oriundo de un país comunista, inesperadamente le pregunta al profesor:

– “¿Usted sabe cómo se capturan los jabalís?”

El profesor creyó que era un chiste y esperaba una respuesta divertida.

El joven respondió que no era un chiste.

– “Usted captura jabalís encontrando un sitio adecuado en la llanura y tirando un poco de maíz en el piso. Los jabalís vienen diariamente a comer el maíz gratis. Cuando se acostumbran a venir diariamente, usted construye una cerca a un costado del sitio en donde ellos se acostumbraron a venir. Cuando se acostumbran a la cerca, ellos regresan a comer el maíz y usted construye otro lado de la cerca. Ellos vuelven a acostumbrarse y regresan a comer. Usted va poco a poco, hasta instalar los cuatro costados del cercado alrededor de los jabalís; al final instala una puerta en el último lado. Los jabalís ya estarán acostumbrados al maíz fácil y a las cercas y comienzan a venir solos por la entrada. Es ahí cuando usted cierra el portón y captura a todo el grupo.”

– “Así de simple: en un segundo, los jabalís pierden su libertad. Ellos empiezan a correr en círculos dentro de la cerca, pero ya están sometidos. Luego, empiezan a comer el maíz fácil y gratis. Se quedan tan acostumbrados a eso que se olvidan cómo cazar por sí mismos, y por eso aceptan la esclavitud.”

El joven comentó con el profesor que era exactamente eso lo que él veía suceder en Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Ecuador. Sus gobierno dictatoriales, escondidos bajo el manto “democrático”, los estaban empujando hacia el comunismo tirando maíz gratis disfrazado de programas de ayuda de dinero, misiones, planes, impuestos diversos, leyes de “protección”, subsidio para cualquier cosa, expropiaciones indebidas, programas de “bienestar social”, médicos cubanos y medicinas “gratis”, siempre y siempre nuevas leyes inconsecuentes, etc.; todo a costilla del sacrificio de la libertad, “migaja a migaja”.

Debemos siempre recordar que “No existe comida gratis”, y además que “No es posible que alguien preste un servicio más barato que el que uno mismo hace”. Si usted cree que los políticos piden más poder para que su grupo continúe quitando las libertades y el dinero de los demás para beneficiarle a usted o a los “pobres”, ¡¡Que Dios los ayude a usted y su familia cuando le cierren el portón¡¡

Hoy, en Colombia, no estamos atravesando la catástrofe que atraviesa Venezuela y Nicaragua. Pero si el gobierno le pone ‘conejo’ a los ciudadanos y firma el Acuerdo de Paz con las Farc como actualmente está redactado, Acuerdo que va a convertir al país en un Estado asistencialista y colectivista, ¡no tengamos la menor duda que nos van a capturar como unos jabalís¡