Argentina despidió los restos mortales del escritor Ricardo Piglia, uno de los maestros de las letras contemporáneas latinoamericanas, fallecido este viernes a los 75 años tras varios luchando contra una Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA).
Amigos y familiares acudieron a dar el último adiós al autor de “Respiración artificial” y “Plata Quemada” en un velatorio íntimo que se prolongó desde anoche hasta el mediodía de hoy, en el barrio porteño de Villa Crespo.
La despedida del féretro fue discreta, sin homenajes oficiales ni grandes despliegues mediáticos, aunque la muerte de Piglia ocupó los titulares de los principales diarios argentinos.
“Ricardo Piglia, la máquina de contar historias”, tituló el periódico Clarín en su portada, mientras que el rotativo La Nación le recordó como “el escritor que nos enseñó a leer”.
Por su parte, el diario Página/12 dedicó su primera página completa a una viñeta de Piglia realizada por el ilustrador Rep e invitó a otros importantes referentes de la literatura argentina, como Alan Pauls o Horacio González, a escribir sobre Piglia.
“Para Ricardo la ficción era un imperceptible movimiento de un objeto real, que debía seguir siendo real, y al mismo tiempo dejar algún pequeño indicio de que se había corrido de lugar. Creó así una zona de incerteza sobre el ser narrativo, que acompañó toda su aventura literaria”, describió Horacio González en su texto.
Estos homenajes se sumaron a los que ya realizaron este viernes multitud de grandes nombres del mundo de la cultura latinoamericana, desde el ministro de Cultura argentino, Pablo Avelluto al actor Gael García Bernal, así como miles de ciudadanos anónimos admiradores del escritor, que le recordaron en las redes sociales.
Piglia, nacido el 24 de noviembre de 1941 en la localidad bonaerense de Adrogué, era considerado uno de los mayores exponentes de la nueva época narrativa argentina y entre los últimos galardones que recibió por su trayectoria se encuentra el Premio Iberoamericano de Narrativa Manuel Rojas (2013) y Premio Formentor de las Letras, en septiembre de 2015.
El también editor, crítico y profesor universitario, había confesado en una entrevista con Efe el pasado noviembre que acababa de terminar un libro de cuentos y trabajaba en otro sobre las novelas cortas del uruguayo Juan Carlos Onetti.
Además, revisaba el tercer y último volumen de “Los diarios de Emilio Renzi”, su autobiografía, de la que publicó el segundo tomo el pasado año.
En sus páginas recorre en tercera persona a través de su álter ego, el autor Emilio Renzi (el segundo nombre y el segundo apellido de Piglia), medio siglo de su vida.
El 24 de noviembre pasado, el autor, que en 1967 publicó su primer libro de relatos, “La invasión” y cuya obra llegó al cine gracias a la película “Plata quemada” (Marcelo Piñeyro, 2001) basada en su libro homónimo, cumplió 75 años rodeado de amigos y familiares.
Tal y como reconoció en aquel momento, la literatura le permitía “seguir vivo” después de que en 2013 le diagnosticaran el ELA, un mal que afecta a la movilidad pero no a las facultades mentales y que provocó que en sus últimos tiempos necesitara de apoyo básico para leer y trabajar.
“La enfermedad me ha hecho descubrir la experiencia de la injusticia absoluta. ¿Por qué a mí?, se pregunta uno, y cualquier respuesta es ridícula. La injusticia en estado puro nos hace rebelarnos y persistir en la lucha”, había transmitido Piglia a Efe en aquel momento. Con EFE