A los 58 años, incluso una leyenda de la música pop como Madonna puede sentirse oprimida por el sexismo imperante y por aquellos que le reprochan la juventud de sus amantes. “Me he sentido oprimida”, admite la “Material Girl” a la revista Harper’s Bazaar.
“En gran parte se debe al hecho de que soy una mujer, pero también porque me niego a llevar a una vida convencional. He creado una familia poco convencional”, estima la cantante, que agrega: “He tenido amantes que eran tres décadas más jóvenes que yo. Eso molesta a la gente. Tengo la impresión de que todo lo que hago incomoda mucho a las personas”.
Quien marcó el ritmo de los años 1980 con “Like a Virgin” estuvo sentimentalmente vinculada a hombres de menos de treinta años y no lo ha ocultado. Entre ellos, el modelo marfileño Aboubakar Soumahoro, el bailarín francés Brahim Zaibat y el holandés Timor Steffens.
Madonna –quien tiene cuatro hijos y estuvo dos veces casada– sostiene además que es víctima de sexismo porque se le pide que deje de trabajar. “¿Acaso alguien le ha dicho a Picasso: ‘bueno, tienes ochenta años y ya has pintado demasiados cuadros’?”.
La cantante, que realizó el año pasado una gira mundial para promover “Rebel Heart”, su último álbum, estará nuevamente frente a las cámaras para realizar el filme “Loved”, cuyo guión escribió ella misma, sobre la base de la novela de Andrew Sean Greer, “The Impossible Lives of Greta Wells”.
En diciembre pasado Madonna ofreció una cruda versión de las industrias discográficas con su discurso de aceptación del premio como la mujer del año de Billboard.
“Cuando me hice famosa, se publicaron fotografías mías desnuda en las revistas Playboy y Penthouse. Fotos que fueron tomadas en clases de arte para las que posé años antes por ganar algo de dinero. No eran muy atractivas, de hecho se me veía bastante aburrida. Lo estaba. Pero se esperaba de mí que me sintiera avergonzada cuando estas fotos salieron a la luz y no lo estaba y la gente de desconcertaba por ello”, dijo en la ceremonia.
Y agregó: “Me dejaron un poco en paz cuando me casé con Sean Penn, no sólo porque él les hubiera pateado el culo, sino porque casada yo ya estaba fuera del mercado. Y durante un tiempo no me consideraron una amenaza. Años más tarde, divorciada y soltera -lo siento Sean-, grabé mi álbum Erotica y lancé mi libro Sex. Recuerdo haber sido protagonista de los titulares de todos los periódicos y revistas. Y todo lo que leía sobre mí era condenatorio. Me llamaron puta y bruja. Un titular me comparó con satanás. Y dije, “espera un minuto, ¿acaso Prince no va por ahí con redecillas, tacones, los labios pintados y el trasero colgando? Sí, lo hacía, pero él era un hombre”. Con AFP