Opinión

Así es la salud en la frontera con Venezuela

Por: Luis Eduardo Forero Medina
La frontera entre Colombia y Venezuela de una extensión de 2222 kms comprende siete departamentos colombianos: La Guajira, El Cesar, Norte de Santander, Boyacá, Arauca, Vaupés y Guainía que igualmente limita con Brasil, todos transitan por caminos escabrosos en salud pública.

Un contrasentido que siendo La Guajira una Región extremadamente rica en carbón, El Cesar con su envidiable posición geográfica; Guainía rica en oro, diamantes , “oro azul”, y una de las principales reservas naturales del mundo; Arauca, que forma parte de la Orinoquía, considerada la despensa alimentaria de Colombia, y todos un potencial turístico, los niños y niñas la mayoría indígenas, sigan siendo víctimas fatales de desnutrición, y no se hayan efectuado por decenios inversiones en infraestructura.

En La Guajira entre 2015 y 2016 las muertes de niños wayuu asociadas a desnutrición aumentaron más del 100%; El Cesar registra un aumento en las muertes de niños desnutridos; en Arauca en el pueblo Hitnú, los niños continúan muriendo por desnutrición. En este departamento la OPS/OMS y El Ministerio de Salud calificaron de “crítica la situación de salud, especialmente en nutrición”, y diversas comunidades indígenas particularmente en El Cesar, no serían tenidas en cuenta al momento de prescribir la situación.

Es común la debilidad de la Red hospitalaria de los siete departamentos; en La Guajira el nosocomio emblemático, la E.S.E. Hospital San José, de Maicao, está intervenido por la Superintendencia de Salud y sería cerrado definitivamente, el de Riohacha tiene el mismo virus; en El Cesar, departamento que cumple 50 años, los pacientes siguen aguardando atención en los pasillos; en cuidados intensivos se hallan el hospital de San Juan del Cesar y el principal Hospital del departamento, el Rosario Pumarejo de López, continúa padeciendo de hacinamiento y nada que sale adelante de las dificultades, pese al ofrecimiento de regalías en su favor; el hospital San Andrés de Chiriguaná presentan similar historia clínica; otros aunque muy bien dotados, no están siendo utilizados a plenitud, como los hospitales de Astrea, y el José David Padilla, de Aguachica . En Norte de Santander el Hospital San Juan de Dios de Pamplona tocó fondo por las deudas que amenazan con torcerle el pescuezo, y el hospital Emiro Quintero Cañizares de Ocaña, se quedó insuficiente para atender urgencias. En conclusión, la Red de Salud pública y privada norte santandereana adolece de una crisis, como lo reconoció la Red de Controladores de Salud, de la cual forman parte la Defensoría del Pueblo, el Ministerio Público y veedores de salud; para Anthoc la situación es “una catástrofe”. En Arauca el pueblo Hitnú cuenta con dos puestos de salud que están inservibles. Una emisora local le prescribe a este departamento que no cuenta con hospitales de Tercer Nivel o altamente especializados, un “estado de indigencia hospitalaria”. Boyacá estaría ad portas de una inminente crisis en salubridad en sus 123 municipios; más del 40% de las Empresas Sociales del Estado –ESE-, muestra un cuadro crítico de riesgo financiero. La Red hospitalaria de los departamentos de Vichada, Amazonas y Guaviare no registra riesgo financiero, según la resolución 2184 del Ministerio de Salud. En Guainía, el único hospital público, el Manuel Elkin Patarroyo, se desvanece lentamente por su caos total.

En La Guajira hay exceso de EPS y lluvia de quejas; en Boyacá el gobierno departamental le dio un ultimátum a esas entidades para que paguen la deuda de $50.000 millones que tienen con los hospitales, y respondan a los usuarios; de la mano de los gerentes de diez hospitales de II y III nivel, algunos de los cuales han dimitido, se realiza cobro persuasivo EPS por EPS. En Guainía hace nueve meses se estableció la primera EPS en toda su historia, la EPS Coosalud que llegó por concurso.

Los pacientes llevan la peor parte en el caos en salud, en El Cesar, permanecen tirados en los pasillos en espera de una atención médica que a veces llega tarde; en Norte de Santander, aunque los pacientes ganan tutelas para que los jueces les amparen el derecho fundamental a la salud, las Empresas Promotoras de Salud (EPS) -11 en Cúcuta-, serían ciegas, sordas y mudas a las órdenes judiciales, y en San José de Cúcuta los 62 mil afiliados a la EPS Caprecom no saben qué camino coger. En Boyacá los pacientes sufren por el incumplimiento o dilación en la entrega de insumos y medicamentos, y los trabajadores de la salud por el no pago oportuno de salarios y prestaciones. En Arauca, donde los últimos gobernadores han sido médicos, la tramitología es el muro que diariamente encuentran los usuarios, por lo que se les niega la atención médica; realidad que fue constatada por la Defensoría del Pueblo. En Guainía donde el 85% de la población es indígena, los pacientes mueren antes que llegue una ambulancia aérea, y son enterrados sin que el Estado los cuente en sus estadísticas, porque es de ordinario que a indígenas no les expidan documento por la Registraduría Nacional del Estado Civil. Los indígenas algunas veces no permiten que sus hijos sean atendidos por la Red de Salud,

En La Guajira la aguda sequía desde hace 3 años y la falta de agua empeoran la situación; el Unicef determinó que “las niñas y niños de esta parte de Colombia no tienen otra opción que beber del agua que los expone a parásitos y enfermedades”; en El Cesar la escasez de agua trae como consecuencia las enfermedades diarreicas y estomacales en niños. En Vichada el 95,8 % de su población no tiene alcantarillado y más de la mitad carece de agua potable, indica el oficial instituto DANE; en fin, en la gran selva en Guainía sus habitantes viven en extrema pobreza, sin agua potable, alcantarillado ni ningún servicio.

La Guajira registra las tasas más altas de mortalidad materna y la sífilis se incrementó en un 85% de 2015 a 2016; El Cesar sufre por el incremento de accidentes de tránsito, el número de quemados por pólvora en las festividades; la tuberculosis, el aumento del VIH/SIDA y el suicidio, que en 2013, sobrepasó la tasa nacional. Epidemias causadas por vectores es prominente el zika con cientos de casos en Norte de Santander de síndromes neurológicos con antecedentes de infección por Zika, y eventos de Síndrome de G. Barre; en La Guajira el zika se multiplicó X500: en Boyacá hace de las suyas el dengue con cientos de casos; leishmaniasis, chagas y paludismo, y más de 90 mil personas en condición de discapacidad aguardan el cumplimiento de planes que mejoren su condición de vida.

La contaminación ambiental afecta la provincia de Sugamuxi por el empleo de combustibles alternativos y residuos sólidos en horno cementero de la suiza Holcim; en Guainía el mercurio, utilizado en la explotación del oro, que afecta a flora, fauna y ciudadanía, según la Universidad Nacional de Colombia; las tragedias que ordinariamente ocurren en Puerto Carreño, a causa del desbordamiento de los ríos Meta y Orinoco; en Vichada la ausencia de un plan de continencia en salud para atender los 600 habitantes de calle que fueron trasladados de Bogotá, y en Arauca por estos días la turbiedad de las aguas del Río Arauca, empeora la radiografía de salubridad pública. Guainia trabaja a marchas forzadas para cumplir las metas propuestas para el próximo mes de febrero de implantar el Modelo de Salud para zonas apartadas, que se copiaría en otros departamentos.

La inseguridad ciudadana como problema de salud pública la padecen con mayor rigor en El Cesar, Serranía del Perijá; Norte de Santander y Arauca con presencia de grupos armados ilegales y en donde el último año el homicidio se incrementó en un 100%.

El cuadro clínico de la frontera con la República Bolivariana de Venezuela se agudiza con el ingreso ilegal de decenas de venezolanos; en Norte de Santander más del 50% de los que ingresan al país por más de 30 trochas en Cúcuta, Villa del Rosario y Puerto Santander, lo hacen para comprar medicamentos, recibir atención primaria en salud y hospitalizaciones. En la frontera no funcionan puestos de control de sanidad portuaria. En Vichada con la llegada ilegal de cientos de familias venezolanas han organizado barrios de invasión.

La corrupción campea a lo largo del límite colombo-venezolano, en La Guajira a la ESE de Maicao le saquearon las arcas, “no hay plata”, el último gerente duró seis meses y salió señalado por presuntos casos de corrupción ; en Norte de Santander , el hospital representativo de la Región, Erasmo Meoz de Cúcuta, tiene embolatados $20.571 millones en recobros ilegales al Fosyga; en Arauca al Hospital San Vicente de Arauca ESE, ya se le escribió la Crónica de una Muerte Anunciada, por la corrupción que lo llevó a un estado terminal y el desangre de más de $3.045 millones; Boyacá es entre los ocho de Colombia de los departamentos más corruptos, de acuerdo al Observatorio de Transparencia y Anticorrupción; en Vichada por la presunta apropiación de $1.200 millones de la salud, el alcalde de Cumaribo, Aldemar Gómez González, es procesado por la justicia y en Guainía el representante a la Cámara Édgar Cipriano, hijo de líderes indígenas de la comunidad de El Paujil, fue grabado cuando aparentemente cobraba cuotas por cargos en diferentes entidades estatales. La directora del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), Cristina Plazas, prometió que “ este año vamos a ser más severos ” con esas mafias.
@luforero4

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