El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó este lunes la orden ejecutiva para sacar a Estados Unidos del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), firmado por su antecesor Barack Obama para formar la mayor zona de libre comercio del mundo.
El mandatario también firmó una orden ejecutiva que prohíbe el uso de fondos del Gobierno para subvencionar a grupos que practiquen o asesoren sobre el aborto en el extranjero, una política republicana que data de la década de 1980 y que su predecesor, Barack Obama, había cancelado.
La concesión o no de fondos gubernamentales estadounidenses a los grupos pro aborto en el exterior ha sido un asunto contencioso en las últimas administraciones, que los han autorizado durante mandatos demócratas y prohibido durante los republicanos. También congeló las contrataciones de personal para el Gobierno federal.
El TPP, concebido como un contrapeso a la influencia creciente de China, fue firmado en 2015 por 12 países de la región Asia-Pacífico, pero no ha entrado en vigor. En la campaña electoral, Trump lo calificó de «terrible» para los trabajadores estadounidenses. «Hemos hablado mucho de esto durante mucho tiempo», dijo Trump mientras firmaba la orden ejecutiva en el Salón Oval la Casa Blanca. «Lo que acabamos de hacer es una gran cosa para los trabajadores estadounidenses», añadió.
El TPP fue firmado 12 países que representan casi 40 por ciento de la economía mundial: Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Japón, Malasia, México, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. La administración Obama consideraba al TPP como el mejor tratado posible porque incluye no solo la eliminación de barreras comerciales, sino también normas sobre legislación laboral, ambiente, propiedad intelectual y compras estatales.
Varias organizaciones no gubernamentales lo cuestionan por alegar que tiene normas muy opacas para los trabajadores y el medio ambiente. Sostienen además que viola normas soberanas de países miembro e incluso limita el acceso a medicamentos. El primer ministro japonés, Shinzo Abe, ferviente defensor del tratado, admitió a fines de 2016 que sin Estados Unidos el TPP «no tendría sentido».