El presidente Donald Trump afirmó el miércoles que la justicia está “politizada” y acusó a los jueces que evalúan su decreto antiinmigratorio, de momento suspendido, de poner en riesgo la seguridad de Estados Unidos.
Tres jueces de una corte federal de apelaciones de San Francisco deben pronunciarse esta semana sobre la orden presidencial que prohibió la entrada al país a inmigrantes y refugiados de siete países musulmanes, y que ha garantizado un inicio accidentado para el joven gobierno Trump.
El nuevo inquilino de la Casa Blanca dibujó un alarmante cuadro de criminalidad, tráfico de drogas y ataques a policías: “muchas comunidades en Estados Unidos enfrentan una crisis de seguridad pública”, dijo.
Alertó que los datos de asesinatos en las grandes ciudades se elevaron “a tasas de dos dígitos” en 2016, junto a un aumento de violaciones, ataques y tiroteos.
A Chicago, la tercera ciudad del país viciada por una guerra de pandillas, la catalogó de “tragedia nacional”.
“Si Estados Unidos no gana este caso (en San Francisco, NDLR), nunca podremos tener la seguridad que merecemos merecemos”, había escrito antes en Twitter.
Trump, que suele vincular la inmigración clandestina con el alza de la criminalidad en Estados Unidos, a pesar de la evidencia científica contraria, señaló que el muro fronterizo con México, otra emblemática promesa electoral, ya “está siendo diseñado”.
“Muchas personas dicen que Trump solo estaba bromeando con el muro. No estaba bromeando. Yo no bromeo”, zanjó.
Trump leyó en voz alta un artículo de una ley adoptada hace 65 años, que estipula que el presidente estadounidense tiene la prerrogativa de cerrar las fronteras a una categoría de ciudadanos extranjeros si pensara que su entrada al país iría “en detrimento de los intereses de Estados Unidos”. Con AFP