El Presidente del Partido Alianza Verde y Concejal de Bogotá, Antonio Sanguino, saludó la vinculación de Colombia Compra Eficiente a la contratación de refrigerios escolares de Bogotá, aunque manifestó su preocupación por que la nueva contratación no tuvo en cuenta su “calidad” como un aspecto primordial para la escogencia de los nuevos contratistas.
La Secretaría de Educación Distrital (SED) al explicar las motivaciones de la nueva contratación, afirmó que lo que busca es “garantizar una mayor pluralidad de oferentes, favorecer las economías de escala, propiciar la especialización del trabajo y lograr una mayor eficiencia administrativa en el proceso de refrigerios escolares”. Ante esta respuesta, Sanguino considera equivocado el enfoque de la Administración respecto al Programa de Alimentación Escolar (PAE), en la que prioriza el precio y aspectos administrativos, y olvida la calidad de los alimentos que consumen los estudiantes de las instituciones públicas de la ciudad.
De acuerdo con la investigación adelantada por el Concejal Sanguino y su Unidad de Trabajo, para el año 2016 se observa una prevalencia de retraso en peso y talla en el total de niños que estudian en colegios distritales del 8,7 por ciento. Esta cifra se basa en la comparación de estudios de la Universidad Nacional del 2011 y del Centro Nacional de Consultoría del 2016.
Estos estudios muestran además que para el año 2011 el 1,6% de los niños y niñas capitalinos entre seis y siete años presentaron bajo peso; al igual que un retraso en el crecimiento del 9,4%. También el sobrepeso y la obesidad estuvieron en un nivel considerable del 15,7% y 5,7% respectivamente.
Para el año 2016, la situación se agrava ya que el bajo peso aumentó al 2,5% y el riesgo de delgadez de 11.05%; por su parte el sobrepeso y la obesidad fueron de 18,28% y 4.98%, respectivamente. Es decir, que pasados cinco años contrario a lo esperado las cifras no mejoran: aumentó de la delgadez, disminución leve de la obesidad, frente a un incremento significativo del sobrepeso.
Lo anterior evidencia la alarmante situación de niños y jóvenes en Bogotá que se encuentran mal alimentados, existiendo un claro desbalance nutricional, lo que trae consigo problemas, no solo asociados al retraso en el crecimiento y el bajo peso, sino también, al sobrepeso y la obesidad en esta población. “Esto, es lo que se denomina la «doble carga», que incide en el desempeño escolar de los menores, por lo que es necesario cumplir con los parámetros nutricionales adecuados para cada nivel etario de la población escolar que toman a diario los refrigerios escolares por parte de la Administración Distrital. Si tenemos en cuenta que los refrigerios significan del 20 al 30% del componente nutricional que reciben nuestros niños y jóvenes que estudian en el sistema público de educación”, puntualizó Sanguino.
El equipo de Sanguino también visitó tres colegios donde se han presentado cuadros de intoxicación de los alumnos, en los que se constató que los refrigerios son distribuidos por fuera del tiempo óptimo de entrega, que es máximo de dos horas. Así mismo se evidenció que en dos de los colegios visitados no se disponía de cuartos fríos para el correcto almacenamiento de los alimentos que requieren frio.
El periodo analizado por Sanguino y su equipo coincide con la aplicación de la modalidad de subasta inversa y la tercerización del suministro de refrigerios escolares en Bogotá, por ejemplo a través de Plaza Mayor, en la que el valor de los mismos alcanzó los $3.000. Por lo cual recuerda que desde el año 2012 advirtió en varias oportunidades que esta modalidad de contratación y los sobrecostos por la tercerización desmejoraba la calidad de la alimentación escolar. “Hoy, los resultados de dicha contratación nos dan la razón”, expresó Sanguino.
Por último Sanguino recordó que la Administración Distrital tomó la decisión de licitar la alimentación de los estudiantes bogotanos por medio de dos procesos: El primero que contrata a los encargados de producir los alimentos, y el segundo a la logística, que gestiona el almacenamiento, ensamble y distribución de los mismos por todos los colegios públicos de la ciudad.
“La división del proceso sin duda alguna va a generar muchos problemas en la cadena de producción, acopio y distribución, viéndose afectada sobre todo la inocuidad de los alimentos, ya que aumentan los puntos de riesgo en toda la cadena, y por ende poniéndose en riesgo la calidad de los refrigerios escolares”, advirtió Sanguino.