Por: Carlos Fradique-Méndez
Abogado de Familia y para la Familia
DIPLOMADO EN EDUCACIÓN PARA LA VIDA EN FAMILIA (128)
A través de las redes sociales quieren atrapar nuestro pensamiento con fines todavía no precisos. Entre tantos mensajes insulsos van llegando los que fortalecen cuerpo, alma, espíritu y que vale la pena rescatar.
Lo cierto es que mientras leemos y a veces releemos mensajes para alertarnos sobre el fin del mundo, para alimentar el odio político, para hacernos sentir pecadores, para sembrar la semilla de la vulgaridad, para invitar al desgano de vivir, para engañar y hasta para estafar, las condiciones sociales, económicas, naturales y culturales de vida digna se deterioran y nos vamos volviendo indiferentes. Es como si nos quisieran llevar a un letargo colectivo. En el calendario colombiano tendremos una semana de receso en casi todas las actividades oficiales. Se activará el comercio y el turismo que será de alta temporada.
De todos los mensajes que recibimos en la red vale la pena seleccionar los que nos invitan a un mejor vivir, que es la finalidad primordial de este maravilloso descubrimiento que tenemos la fortuna de disfrutar. Los invito a reflexionar en familia sobre la selección que transcribo a continuación.
EL PRIMER DERECHO DE LOS NIÑOS. Carlos Fradique-Méndez
El primer derecho de los niños es a no ser concebidos si los padres, la sociedad y el Estado, de manera solidaria, no cuentan o realmente esperan contar, con recursos para satisfacer las necesidades básicas de orden físico, mental, espiritual, social, afectivo, educativo y alimentario, que requieren los seres humanos para tener futuro con por lo menos el mínimo de calidad de vida.
RESCATAR EL HÁBITO DE LA LECTURA
En abril, lecturas mil.
Leamos, antes de dormir,
Apartes de libros del amor
De la ternura y la pasión.
¿CUANTOS AÑOS TIENES? (REFLEXIÓN DE GALILEO GALILEI)
En cierta ocasión, alguien preguntó a Galileo Galilei: -¿Cuántos años tienes? “Ocho o diez respondió Galileo, en evidente contradicción a su barba blanca. Y luego explicó: Es verdad, tengo los años que me restan de vida, porque los ya vividos ya no cuentan, como no cuentan más las monedas que teníamos y que ya gastamos.”
Valoremos el tiempo como lo hacía Galileo Galilei.
Decimos: ¡Como pasa el tiempo! Pero en realidad, somos nosotros los que pasamos. La certeza de que nuestro camino terrenal tiene un fin, es el mejor recurso para valorar más cada minuto que vivimos. Así podemos disfrutar lo que realmente tenemos: ¡Nuestro presente!
Vivamos cada día como si fuese el último. El ayer ya se fue y el mañana aún no llega.
EL VALOR DE LA HONESTIDAD
Tres estudiantes no presentaron un examen porque no estudiaron.
Ellos elaboraron un plan; se ensuciaron con grasa negra, aceite y nafta y fueron al maestro: “Maestro, pedimos disculpas. No pudimos venir al examen, pues estábamos en una boda y, en el camino de regreso, el auto se descompuso. Por ello, estamos tan sucios, como puedes ver”.
El buen maestro entendió y les permitió tres días para que se preparen bien. Pasados los tres días, ellos fueron al examen muy bien preparados porque ahora si habían estudiado.
El maestro los puso en aulas separadas y aplicó el examen con solo 4 preguntas:
1. ¿Quién se casó con quién?*
2. ¿A qué horas el auto se descompuso?*
3. ¿Dónde exactamente el auto se descompuso?*
4. ¿Cuál es la marca del vehículo?*
NOTA: Si las respuestas son idénticas, estarán aprobados. Buena Suerte.
Ser honesto significa elegir no mentir, no robar, no engañar sea cual sea el modo. Cuando somos honestos, desenvolvemos la fuerza de carácter y tendremos la confianza de las personas que nos rodean.
La honestidad no debería ser para pocos, sino para todos. Excelente enseñanza
LOS HIJOS, PADRES DE SUS PADRES
Hay una ruptura en la historia de la familia, donde las edades se acumulan y se superponen y el orden natural no tiene sentido: es cuando los hijos e hijas se convierten en padres de sus padres. Es cuando los padres se hacen mayores y comienzan a trotar como si estuvieran dentro de la niebla: lentos, lentos, imprecisos. Es cuando los padres que te tomaron con fuerza de la mano cuando eras pequeño ya no quieren estar solos. Es cuando uno de los padres antes dispuesto y trabajador fracasa en ponerse su propia ropa y no recuerda tomar sus medicamentos. Y nosotros, como hijos, no haremos otra cosa sino aceptar que somos responsables de esas vidas. Tal vez la vejez del padre y de la madre es curiosamente el último embarazo. Una oportunidad para devolver los cuidados y el amor que nos han dado por décadas. Y así como adaptamos nuestra casa para cuidar de nuestros bebés, bloqueando tomas de luz y poniendo corralitos, ahora vamos a cambiar la distribución de los muebles para nuestros padres. Seremos los padres de nuestros padres para quienes ahora pondremos una barra en la regadera. No podemos dejarlos solos ningún momento. Envejecer es caminar sosteniéndose de los objetos, envejecer es incluso subir escaleras sin escalones. Seremos extraños en nuestra propia casa. Nos lamentaremos de los sofás, las estatuas y la escalera de caracol. Lamentaremos todos los obstáculos y la alfombra. Feliz el hijo que es el padre de su padre antes de su muerte, y pobre del hijo que aparece sólo en el funeral y no se despide un poco cada día.
Un día los hijos abrazarán a sus padres el tiempo equivalente a su infancia, el tiempo equivalente a su adolescencia, un buen tiempo, un tiempo interminable. Meciendo a sus padres de un lado al otro. Y en voz baja dirán: ¡Estoy aquí, estoy aquí, papá! “Lo que un padre quiere oír al final de su vida es que su hijo está ahí”.
INVITACIÓN A SEMBRAR EL AMOR EN LA FAMILIA
Los invito a seguir sembrando la paz, el amor y la concordia en nuestros hogares y familias para que tengamos paz, amor y concordia en nuestra sociedad y en Colombia.
Bogotá, 3 al 16 de abril de 2017.
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