Durante el periplo, se reunió con parlamentarios de Francia, España, Inglaterra, Polonia e Irlanda del Norte, con autoridades de la Unión Europea, con alcaldes y dirigentes regionales, con entidades protectoras de los derechos humanos, asociaciones de víctimas del terrorismo en Francia y con defensores de las víctimas de ETA y de IRA.
Sobre estas reuniones, la congresista aseguró que “En nuestras reuniones, de muy diversa índole, la solidaridad y el compromiso de hacer un ejercicio más riguroso en la revisión de este proceso para Colombia y de sus implicaciones en la justicia internacional, ha sido nuestro mayor logro. Desde los niveles más altos de los policy-makers de la Unión Europea, hasta las organizaciones civiles de víctimas y Derechos Humanos, han entendido la precariedad y el peligro que representa un proceso de paz en el cual primará el ocultamiento de la verdad”.
Gaviria, además, se quejó de la falta de cooperación por parte de la izquierda: “cuando solicitamos citas a la Comisión Europea, a eurodiputados, a senadores y diputados franceses y al gobierno francés, confirmamos la inconsistencia con la que muchas veces los políticos europeos (y los colombianos) de centro-izquierda defienden los valores fundamentales de la democracia y los derechos humanos: mientras la respuesta del centro-derecha fue pronta, atenta y ejecutiva, la de los políticos de centro izquierda fue nula o minoritaria”.
Como resultado de sus encuentros con asociaciones de víctimas en Francia, la senadora Gaviria recibió una invitación de la candidata presidencial francesa Marine Le Pen para reunirse y hablar sobre las condiciones de las víctimas de las Farc comparadas con las de sus victimarios. La congresista, sin embargo, declinó la invitación: “A pesar de que reconocemos la claridad y la coherencia del discurso de la señora Le Pen frente al terrorismo y de que agradecimos la amable invitación, la declinamos, no sólo por lo apretado y difícilmente modificable de nuestra agenda, sino porque no podemos negar que su enfoque sobre la inmigración dista mucho del nuestro”.
En el recorrido, Gaviria ofreció también dos conferencias sobre el proceso de paz colombiano desde el punto de vista de las víctimas de las Farc, en el Instituto de Historia Social, de París, y en la Universidad de Girona (España). De estos encuentros, surgieron propuestas de publicaciones y de eventos para sensibilizar a la comunidad europea sobre las condiciones de las víctimas de las Farc en el marco del acuerdo firmado entre el gobierno colombiano y las Farc. Al respecto, la senadora antioqueña expresó: “Cuando explicamos el acuerdo con las Farc, sin ningún juicio de valor, sino, simplemente, limitándonos a mostrar en la redacción de los artículos de la Jurisdicción Especial para la Paz las grandes injusticias, la desproporción, la inseguridad jurídica y, por supuesto, la falacia de que las víctimas somos “el centro de este proceso”, se derrumba el castillo de arena y los defensores de los derechos humanos en Europa no pueden disimular su sensación de desilusión y de vergüenza. Como en el Mito de la Caverna, los europeos salen poco a poco, encandilados por la luz de la verdad sobre lo que en Colombia está pasando”.
“En su momento, con extrañeza, se cuestionaban por el resultado de un plebiscito adverso a lo que ellos esperaban. Pero conocer las razones de la mayoría de los votantes los conduce a una idea más real de lo que representa lo que se negoció con las Farc. Esa nueva claridad se va solidificando cuando comparan las exigencias de justicia irrenunciables en sus propios países con la desproporcionalidad que prima en este proceso”, continuó la parlamentaria.
En Normandía, fue condecorada con la Medalla “Vimoutiers”, en ceremonia en la cual la senadora Nathalie Goulet, presidenta de la Comisión de Investigaciones Sobre los Atentados del 13 de Noviembre en París y vicepresidenta de la Comisión de Asuntos Exteriores del Senado de Francia, anunció públicamente la gestación de una nueva cooperación con Colombia en el tema del rastreo de la financiación del terrorismo y del embargo de los recursos destinados a tal fin, en aras de que estos sean conducidos a la reparación de las víctimas.
La senadora Gaviria concluyó que “estamos seguros de que, si seguimos abriendo puertas, en un continente como el europeo, en el que, tras una historia dolorosa de guerra, se mantienen muy presentes la defensa de los derechos humanos, la proporcionalidad entre las penas y los daños cometidos por los criminales, la reivindicación de los derechos de las víctimas y el rechazo a cualquier tipo de apología de la violencia, terminará haciéndose imposible no condenar un proceso que, definitivamente, no representa los valores de la civilización occidental”.
