Actualmente la revocatoria del mandato está tan mal regulada en Colombia que, al momento de recibir una solicitud ciudadana para ponerla en práctica, la Registraduría hace un control meramente formal para autorizar su procedencia y entregar los formularios de recolección de firmas.
Esto a pesar de que la Resolución 4745 de 2016, de la propia Registraduría, ordena verificar que la solicitud “reúne los requisitos consagrados” en la ley 1757 de 2015, en particular “la exposición de motivos que sustenta la propuesta”.
Esta situación explica, en buena medida, el uso temerario que se ha venido haciendo de la figura en lo que va del año, con 101 procesos de revocatoria en curso hasta la fecha. Como la Registraduría no exige un mínimo de fundamentación y coherencia argumentativa al momento de presentar una iniciativa que pone en tela de juicio las preferencias electorales de miles de ciudadanos, no es de extrañar que las motivaciones, como ocurre en el caso de Bogotá, sean falsas e incluso rayen en lo ridículo.
Para probar la total ausencia de control en el uso de la revocatoria, la Fundación Azul Bogotá realizó un experimento: su Director Jurídico, el abogado constitucionalista José Fernando Flórez, presentó una solicitud de revocatoria con base en varias de las mentiras más crasas que circulan en torno a la gestión de Enrique Peñalosa, algunas utilizadas por los promotores de la revocatoria para recoger firmas.
Lo increíble es que la Registraduría aceptó sin reserva alguna la solicitud, y apenas 11 días después de radicada hizo entrega de los formularios para la recolección de firmas el pasado 28 de abril. La única razón por la que no se incluyó “no haber colonizado Marte” entre las razones aducidas como fundamento de la revocatoria de Enrique Peñalosa, fue que podría herir susceptibilidades. Sin embargo, en la práctica este disparate no está muy lejos de las causas alegadas en la revocatoria aceptada por la Registraduría, que se pueden clasificar como sigue:
1. Cosas que el Alcalde Mayor está en la imposibilidad legal de hacer porque no son de su competencia:
Querer aumentar el salario de los congresistas.
La reducción de los recursos destinados a aliviar la situación de pobreza de los niños del Chocó.
Reducir el cubrimiento del programa de asistencia “Familias en acción” en Bogotá.
2. Cosas que no son responsabilidad del Alcalde Mayor, porque carecen de nexo causal con la acción de la Administración Distrital y por lo tanto no le son imputables:
Su responsabilidad en la muerte violenta de la señora Claudia Rodríguez el pasado 11 de abril en el Centro Comercial Santafé en Bogotá, como consecuencia del desgreño administrativo distrital en el sector de la salud, que muy probablemente condujo a que su ex compañero sentimental, Julio Reyes, quien necesitaba droga psiquiátrica para controlar sus tendencias violentas y no le fue suministrada, la asesinara a sangre fría.
Agravar el calentamiento global mediante el uso de irresponsable de combustibles fósiles.
El aumento de la pobreza monetaria en Bogotá, que en 2016 pasó de
3. Cosas que el Alcalde Mayor nunca hizo:
Tener conflicto de intereses en la compra de buses marca Volvo por parte de Transmilenio, marca cuyos intereses representó el actual alcalde en el pasado.
Sus falsos diplomas de maestría y doctorado presentados para aspirar a la Alcaldía.
La reducción en más de 90 mil apoyos alimentarios para 2017, así como la disminución del presupuesto real del Plan de Alimentación Escolar para los niños en los colegios
Desde luego que la Fundación Azul Bogotá no continuará con este proceso de revocatoria infundado, que solo agravaría el desgaste inútil de la Administración que ya suponen las dos revocatorias en curso. Simplemente quisimos evidenciar que en el estado actual de cosas se puede promover una revocatoria por cualquier cosa, incluso no haber colonizado Marte.