Por: Luis Eduardo Forero Medina
En Bogotá el servicio de taxi empezó a prestarse en 1929, con vehículos Ford, Plymouth, Rambler, Dodge, Chevrolet entre otros, que hacia 1961 se extendió a otras ciudades colombianas.
El año 2013 marcó un hito a este modo de transporte, el 19 de octubre comenzaron a rodar los taxis eléctricos y a operar el servicio de Uber, desconocido hasta ese momento en el país; había surgido en 2008 cuando Travis Kalanick y Garrett Camp afrontaron dificultades en San Francisco (California) para tomar un taxi, por lo que idearon una app para pedir taxis; que comenzó a funcionar en 2010 por primera vez en Nueva York. Uber en inglés es como decir que algo es nítido, y en la literatura el superhombre de Nietzsche es übermensch. En Colombia funcionan además de Uber, Easytaxi , Tappsi, Cabify y Lyft.
En varios países el gremio se ha opuesto a que esas plataformas se legalicen; en clara oposición a la modernización del sistema de transporte; en su oportunidad los tenderos no hicieron plantones cuando abrieron los supermercados, y tampoco llevó al desaparecimiento de la tienda de barrio. Aún así Uber hace presencia en Bogotá y 591 ciudades más en todo el mundo. Los taxistas acusan a Uber de competencia desleal, y Uber se defiende argumentando que se les aplica prácticas anticompetitivas, y que son un software, no empresas para tener que inscribirse en el Registro Mercantil. En el medio están las autoridades administrativas, que ordenan el bloqueo de la app, y las del Poder Judicial decretan su desbloqueo. En Ciudad de México, primera urbe en regular Uber en América Latina, para legalizar la app, se deben registrar los autos en movilidad; entidad que otorga un permiso y capacita previamente a los conductores, y Uber aporta un 1,5% por cada viaje a la municipalidad. En Londres, donde el servicio de Uber es legal, sus conductores y los de taxi, deben aprobar un avanzado examen semi-profesional de inglés, en cumplimiento de una medida reciente; en Canadá, los conductores que trabajan con la app portan una licencia y un seguro propios, y en EE.UU. Uber es de lo más normal y se cancela con Gift Cards.
Los pro y los contra de Uber y servicios similares con los amarillos son diversas; en Uber se viaja con solo presionar un botón, en los amarillos si se está en la calle, a veces es difícil encontrar taxis “libres”; en Uber en miras de la seguridad del usuario, éste sabe de antemano quién es el conductor – para su ingreso han sido estudiados sus antecedentes judiciales-, en los amarillos el cliente desconoce la identidad del chófer; en Uber previamente se puede tener una estimación de la tarifa del recorrido -ingresando punto de partida y destino-, en los amarillos la tarifa varía aún en idénticos recorridos, y presuntamente unos taxímetros operan con “muñeco”, y las diferencias en el precio se arreglen algunas veces con cruceta o machete; en Uber se desactivan a los conductores violentos y bebedores que conducen, en los amarillos nadie controla eso; en Uber los pasajeros por lo general usan medios electrónicos para el pago a través de PayPal, en los amarillos sólo se admite efectivo; en Uber no se permite propinas a los conductores -en Lyft sí-, en los amarillos, la propina es a veces impuesta por las autoridades locales en épocas de fiestas; en Uber los conductores tienen horarios flexibles -a su acomodo-, en los amarillos la mayoría de conductores trabajan más de 12 horas diarias, algunos literalmente viven en el taxi para conseguir el producido; en Uber no se aplica recargo por recoger y dejar puerta a puerta, en los amarillos hay un sobrecargo por ese concepto; en Uber los usuarios más frecuentes son priorizados en eventos de alta demanda, en los amarillos no existe esa posibilidad; en Uber el servicio es más humano, las unidades son más confortables y disponen de aire acondicionado, en los amarillos a veces no se cuenta con esas comodidades; en Uber en principio no pueden rechazar carreras -so pena de ser bloqueados- en los amarillos la pregunta frecuente “¿para dónde va?”, se traduce en negativa del servicio; en Uber los usuarios son dejados en el sitio exacto, en los amarillos no siempre, algunas veces por comodidad o alto tráfico le indican al pasajero que la dirección a donde se dirige “es al fondo, en la próxima derecha, al pie de..”; en Uber cuando un pasajero olvida un objeto, los conductores los llevan a las oficinas centrales, para ser devueltos, en los amarillos no siempre ocurre eso; Uber no puede recoger pasajeros en la calle, los amarillos sí; Uber no tiene sitios prestablecidos de estacionamiento, los amarillos tienen zonas preferenciales; en Uber se puede saber la localización geográfica de un pasajero, en la mayoría de amarillos hay incertidumbre sobre ese particular; Uber no tiene la U de su distintivo en los vehículos por temor a las represalias, los amarillos todos portan su emblema, pero algunos son piratas (gipsy cabs) o gemeliados; Uber permite el traslado de animales en sus Uber Pet, los amarillos al parecer le sacan el cuerpo a una carrera con canes o felinos; Uber tiene afiliados vehículos en un 90% de último modelo, los amarillos ruedan con un parque automotor de un 60% con más de diez años de servicio; Uber ofrece cerca de una decena de modalidades de servicio –desde Uber Black hasta Uber X- para los que se pasan de copas está Uber Ángel, los amarillos prestan el mismo servicio de hace 80 años; Uber presta el servicio al gusto del consumidor con vehículos de alta gama (camioneta cerrada, campero de cuatro puertas o automóvil tipo sedán), los amarillos no poseen ni un coche de esos; en Uber los pasajeros califican el servicio que se presta en procura de las 5 estrellas, en los amarillos algunas carreras terminan con un gran portazo del pasajero; en fin, los amarillos son más rentables por el millonario valor del cupo; en todo caso, en últimas el que paga y elije qué servicio tomar es el usuario.
Para promocionar las plataformas, en varios países ofrecen gratis el servicio las primeras semanas de lanzamiento, hacen descuentos en trayectos
a los aeropuertos, ofrecen el servicio de manera compartida para bajar costos al usuario, y transportan alimentos y encomiendas. Lo que se viene en la app: la instalación de un botón de pánico en versión para smartphones conectado con la Policía, la ampliación de la app a motos y bicicletas para llevar “lo que quieren, cuando lo quieren.. un sándwich o un paquete”, el UberPool (viajes compartidos), la entrada en servicio de nuevas apps como GrabCar, Didi Chuxing y Blablacar, no sólo en Bogotá, desde donde Uber dirige sus operaciones en América Latina, menos México, sino en varias capitales latinoamericanas.
Uber que llegó para quedarse,tiene a América Latina como su zona preferida, siendo las críticas más frecuentes que sus plataformas no son como las pintan, por no ser ejemplo propiamente de economía corporativa, fuera que los bajos ingresos de los conductores no corresponden a su esfuerzo. “Todo el riesgo recae sobre los dueños de los vehículos, mientras la empresa estadounidense duplica su multimillonaria facturación cada seis meses… donde evidentemente lo que se facilita es el enriquecimiento fácil y acelerado de solo uno de los actores”, indicó el Centro de Investigación para el Desarrollo de la Universidad Nacional de Colombia; sin embargo “la prohibición no es una salida adecuada”, agregó la Universidad de los Andes.
@luforero4