A menudo, niños que no prestan atención en clase, eluden las reglas o evitan socializar con sus compañeros; caen en el marco de fracaso escolar y son diagnosticados con trastorno por déficit de atención e hiperactividad, o juzgados como rebeldes o tímidos.
Los padres intentan entonces, desde sicólogos y neurólogos, hasta reflexiones o castigos para los menores, sin percatarse que el problema radica en la mala visión de los infantes.
“Debido a las dificultades visuales, están limitados para entender correctamente lo explicado en el tablero, y las lecturas. Esto los cansa y terminan por perder el interés y por tanto la atención”, comenta Nubia Bejarano, óptometra del Grupo Essilor. “Además, este problema puede afectar también su desarrollo motor y su destreza en psicomotricidad fina”, agrega.
¿Cómo saber si su hijo tiene problemas visuales?
Del nacimiento a los 4 años:
Desviación de un ojo.
Torcer la cabeza.
Parpadear frecuentemente.
Escasa atención en las actividades visuales.
Frotarse los ojos.
Acercarse en exceso al televisor o los objetos.
Salirse de los espacios al colorear.
“Muchas veces los padres cometen el error de aplazar el examen visual hasta los 5 o 6 años, edad en la que aprenden a leer. No saben que deben evaluarlos desde el nacimiento, pues para la edad escolar ya la maduración visual está en su fase final y la rehabilitación visual y educativa ya no es tan efectiva”, sostiene la especialista.
De los 5 a los 8 años:
Al leer, se saltan el renglón con regularidad.
Necesitan seguir el texto con el dedo.
Omiten letras o palabras y tienen mala letra.
Se quejan de dolor de cabeza y fatiga visual.
Se levantan constantemente de su puesto.
Presentan bajo rendimiento escolar o mal comportamiento en clase.
“El examen visual anual en los niños es una prioridad, pues usualmente para el niño pasa desapercibido que tiene un problema, ya que no conoce lo que es ver bien, no tiene punto de comparación” aclara la especialista de Essilor. “Los juegos que eligen los niños también pueden servir de referencia. Quienes sufren de miopía suelen preferir los juegos de mesa por su dificultad para ver de lejos, mientras que los que tienen hipermetropía se inclinan por los juegos de movimiento”, concluye.
¿Y si necesita gafas?
Para los niños puede resultar incómodo tener gafas. Por esa razón es importante que los padres los ayuden a concientizarse de que son la mejor solución para su visión y mostrarles referentes de admiración como Harry Potter o Spiderman. De igual manera, el Vision Impact Institute de Essilor recomienda:
Lentes:
Deben contar con protección UV ya que los niños están al aire libre tres veces más que los adultos. Adicionalmente, sus pupilas son más grandes y sus cristalinos más claros, razón por la cual aún no son capaces de filtrar los rayos UV y están más expuestos a absorber la radiación dañina.
Debido a que los niños son activos físicamente y a que están expuestos a caídas, es esencial que sus lentes cuenten con tratamientos antirayado y
antireflejante como Crizal UV. Este tipo de lentes son 12 veces más resistentes que un lente estándar y reducirán en un 25% el riesgo de muerte de células retinales.
El lente debe cubrir bien todo el ojo, de manera que en cualquier ángulo que mire, tenga la misma visibilidad.
El policarbonato es el mejor material. No solamente por la resistencia al impacto, sino por su peso liviano y durabilidad.
Monturas:
De silicona para los más pequeños y de titanio para los de edad escolar, ya que es un material hipoalergénico y resistente.
Fijarse que los brazos de la montura tengan la longitud adecuada y que se ajuste bien a la nariz del niño, para evitar incomodidad.
Al elegirlas, tenga en cuenta la opinión del niño así al utilizarlas se sentirá a gusto y como uno de sus superhéroes favoritos.