La Armada Nacional adquirió sus primeros submarinos tipo 209 hace 42 años y estos fueron bautizados como A.R.C. ‘Tayrona’ y A.R.C. ‘Pijao’, ambos con nombres de tribus indígenas colombianas, legendarias por la fortaleza y el valor de sus hombres.
Estos dos submarinos de fabricación alemana –construidos en los astilleros de HDW, en Kiel (Alemania)– cumplen una misión estratégica fundamental permanente: operar en aguas nacionales e internacionales, salvaguardando siempre los intereses marítimos de la Nación, tanto en el Pacífico como en el mar Caribe colombiano.
Los submarinos tipo 209 tienen una eslora de 56 metros, una manga de seis metros y su desplazamiento es de 1.200 toneladas.
En ellos se efectúan todo tipo de operaciones navales que pueden durar más de 40 días. Su tripulación está conformada por 36 hombres y ocho oficiales, quienes cumplen la misión encomendada. Estos submarinos han participado de manera exitosa, en operaciones multinacionales como los ejercicios UNITAS, la operación Pelícano y la operación de Iniciativa Submarina Diésel Eléctrica (DESI).
Una preparación ardua
Para ser submarinista se debe hacer una preparación integral en la Escuela de Submarinos por un periodo de dos años.
“En el proceso de selección se escogen a los hombres que de manera voluntaria quieren participar para convertirse en submarinistas. Se les realiza una prueba sicológica muy rigurosa por los espacios reducidos a los que se van a enfrentar cuando naveguen en el submarino y la convivencia con sus compañeros acorde al estrés de cada operación a la que se enfrenten a bordo”, explicó el capitán de Navío Luis Felipe Rojas, director de la Escuela de Submarinos ‘CFESU César Neira Mora’, de la Armada Nacional.
La Escuela está enfocada en el entrenamiento de los submarinistas y la especialidad la componen cuatro fases, que duran alrededor de 18 meses.
Estas fases son: acondicionamiento físico y escape de los submarinos; fase básica, en la cual se les enseña el funcionamiento elemental de los diferentes sistemas de abordo; fase avanzada, que implica conocimiento y uso específico de la maquinaria; y, por último, la fase práctica de embarque, en la cual el alumno aplica los conocimientos teóricos y entra en contacto permanente con las navegaciones.
Robinson Montalbán es suboficial tercero de la Armada Nacional y se encuentra en la última fase del curso y, próximamente, va a ser evaluado por sus superiores quienes observarán la idoneidad de sus conocimientos para operar un submarino en diferentes condiciones.
“Este curso, considero que es uno de los más largos y estrictos que tiene la Armada Nacional, y también de los que mejor prepara a sus hombres porque aquí no solo se aprende a especializarse para manejar algo específico dentro del submarino, sino que cada alumno aprende a hacer el trabajo de su compañero para ser más integrales”, señaló Montalbán, quien es un destacado alumno de la escuela y espera calificarse como submarinista cumpliendo un sueño personal y profesional.
Menos eslora pero igual de poderosos
Los submarinos A.R.C. ‘Intrépido’ y A.R.C. ‘Indomable’, submarinos del tipo 206A, completan la flotilla. Estas unidades fueron adquiridas por la Armada Nacional hace cinco años y operan bajo la bandera colombiana hace dos.
Su proceso de tropicalización, la adecuación a las aguas cálidas del país, duró tres años en el astillero de Kiel (Alemania), donde oficiales y suboficiales de la Armada Nacional estuvieron al tanto de cada detalle.
“El A.R.C ‘Intrépido’ e ‘Indomable’ fueron comprados por Colombia al gobierno de Alemania en 2012 y a partir de ese momento empezó su proceso de modernización, hasta 2015. Ambos fueron entregados a Colombia en noviembre de ese año”, contó el Comandante del A.R.C. ‘Intrépido’, el capitán de NavíoOmar Yesid Moreno.
En este último año, el A.R.C. ‘Intrépido’, cuyo desplazamiento es de 500 toneladas, ha navegado 10 mil millas, que han dado resultados operacionales reconocidos por la Armada Nacional.
Entre tanto, el segundo comandante del A.R.C. ‘Indomable’, el capitán de Corbeta Christian Parada, explica que esta unidad reemplazó al submarino SX-506, con el mismo nombre.
“Este ‘Indomable’ lleva el nombre del anterior por la excelente labor que desarrolló en cumplimiento de la misión institucional para la Armada Nacional. Los dos submarinos 206A entregados en diciembre de 2015, pasaron por unos procesos de repotenciación y tropicalización para poder operar en las aguas cálidas que bañan al país”, dijo Parada.
Tiempo para aprovechar
Aunque muchos se imaginan que la vida debajo del agua en un submarino puede ser estresante por el encierro, pues las misiones pueden durar entre 15 y 25 días, los submarinistas logran adaptarse rápidamente, gracias al entrenamiento que realizan para cada una de ellas.
Confirmando una de sus premisas: en un submarino hay espacio para todo menos para un error, el suboficial Jefe Edwin Escobar, experto en propulsión a bordo del Submarino A.R.C. ‘Pijao’, explica que “es por eso que sus tripulantes continuamente están trabajando en sus guardias o entrenando, con el fin de mantener su nivel de alistamiento al máximo, la maquinaria a punto y así garantizar su condición de navegación segura en inmersión”.
“Nosotros tenemos espacios para descansar, pero la mayor motivación de nuestras tripulaciones es mantener la seguridad en inmersión, por eso estamos dedicados 100 por ciento a nuestros submarinos, casi que es nuestro hogar”, contó Escobar, quien tiene dos hermanos más submarinistas.
Otro de los puntos importantes de la vida abordo es la comida. Los submarinistas deben alimentarse con una dieta balanceada, por el nivel de exigencia que se maneja abordo.
“Nosotros comemos bien. Lo importante es siempre mantenernos en condiciones de operación y siempre atentos a cualquier situación. Esa energía la debemos aprovechar al máximo y también porque se constituye en bienestar, que impacta para el buen cumplimiento de nuestras funciones”, explicó el comandante del Submarino A.R.C. ‘Pijao’, capitán de Fragata Nelson Villalba.
De esta manera, la unión de poderosas máquinas de acero, operadas por personal altamente entrenado, tanto física como mentalmente, permite que este equipo desde las profundidades del mar salvaguarde la soberanía y la defensa de nuestro país y, aunque su trabajo no sea visible como lo dice otra de sus premisas -arma silente de las defensa de la soberanía de Colombia-, el pueblo colombiano vivirá agradecido de esa tarea silenciosa pero valiosa.
Ser submarinista es algo que muchos hombres de mar han anhelado, pertenecer a un arma estratégica con alta incidencia para el poder naval y marítimo de la Nación. Su compromiso militar y académico es la esencia del marino que tripula los submarinos.
“Submarinista, usted es un astronauta de las profundidades, proyéctese a ser ejemplar en conocimiento, experiencia, exigencia y control; ya que de no ser así el esfuerzo de su antecesores será en vano y no habrá un futuro lejano”, capitán de Navío Rafael Aranguren Devia, comandante Flotilla de Submarinos del Caribe.
DATOS DE INTERÉS
• Para llegar a Colombia, el A.R.C. ‘Intrépido’ e ‘Indomable’ viajaron a bordo de un buque mercante
• Una herradura y un muñeco marinero llamado ‘Chafi’ son los amuletos de la suerte del A.R.C. Pijao
• Entre 25 y 30 personas es la tripulación que manejan las cuatro flotillas de submarinos de la Armada Nacional
• Los submarinistas cuando navegan hacen dos turnos de seis horas cada una