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Con siembra del Árbol de la Vida, concluyó visita de Francisco a Villavicencio

El Papa se detuvo a saludar y escuchar a líderes indígenas, de quienes ha destacado su “arcana sabiduría”, que lo hacen preguntarse “si somos aún capaces de aprender de ellos la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza”.

Luego de la misa y la conmovedora jornada en homenaje a las víctimas del conflicto armado, el Papa Francisco se dirigió al Parque de los Libertadores de Villavicencio, donde saludó a un grupo de 400 niños y niñas y escuchó a líderes indígenas de distintas regiones, mientras un coro de voces blancas entonaba un canto tradicional.

El Santo Padre se detuvo brevemente junto a la Cruz de la Reconciliación, monumento en el que están inscritos los nombres de víctimas de la violencia, donde participó en un minuto de silencio por los colombianos que han sufrido el conflicto armado.

Al final, muy cerca de la Cruz, acompañado por dos niñas y provisto de una pala, el Papa Francisco sembró un árbol como símbolo de la paz y del cuidado que debemos tener por la naturaleza.

Cabe recordar que en su encuentro de ayer con los obispos colombianos, el Santo Padre envió un mensaje instando a coadyuvar en la protección de la Amazonia, al tiempo que destacó la sabiduría de los pueblos amazónicos en cuanto al respeto por la vida y el ambiente.

“La Amazonia es para todos nosotros una prueba decisiva para verificar si nuestra sociedad, casi siempre reducida al materialismo y pragmatismo, está en grado de custodiar lo que ha recibido gratuitamente, no para desvalijarlo, sino para hacerlo fecundo”, dijo en esa ocasión.

Y agregó: “Pienso, sobre todo, en la arcana sabiduría de los pueblos indígenas amazónicos y me pregunto si somos aún capaces de aprender de ellos la sacralidad de la vida, el respeto por la naturaleza, la conciencia de que no solamente la razón instrumental es suficiente para colmar la vida del hombre y responder a sus más inquietantes interrogantes”.

En este sentido, el Sumo Pontífice invitó a “no abandonar a sí misma la Iglesia en Amazonia”, porque “la consolidación de un rostro amazónico para la Iglesia que peregrina aquí es un desafío de todos ustedes, que depende del creciente y consciente apoyo misionero de todas las diócesis colombianas y de su entero clero”.

“He escuchado que en algunas lenguas nativas amazónicas para referirse a la palabra «amigo» se usa la expresión «mi otro brazo». Sean por lo tanto el otro brazo de la Amazonia. Colombia no la puede amputar sin ser mutilada en su rostro y en su alma”, puntualizó el Santo Padre.