La confirmación se dio en la Corte Suprema de Justicia, tribunal que ratificó este jueves la condena de 30 años de prisión dada a dos pilotos de la Fuerza Aérea Colombiana, por lanzar una bomba sobre el caserío de Santo Domingo, en el departamento de Arauca, en diciembre de 1998, matando así a 17 campesinos y dejando heridos a otros 27.
La Corte ratificó la condena impuesta por el Tribunal Superior de Bogotá en 2011 al piloto César Romero Padilla y al copiloto Johan Jiménez Valencia, quienes participaban en una operación aérea contra las FARC.
Este triste episodio se conoció como masacre de Santo Domingo, donde una bomba tipo racimo lanzada sobre el pueblo mató a 17 civiles, incluidos cuatro niños y dos niñas, e hirió a 27 civiles, entre ellos cuatro niños y cinco niñas.
La Corte Interamericana de Derechos Humanos halló responsable al Estado Colombiano y posteriormente el Gobierno pidió perdón a las víctimas.
Según información entregada por los oficiales de la FAC, a quienes se les ratificó la condena, perseguían a guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) que hostigaba el oleoducto Caño Limón-Coveñas, muy cerca de Santo Domingo.
Los rebeldes ingresaron al caserío bombardeado y trataron de confundirse entre los civiles de la pequeña población.