Por: Luis Eduardo Forero Medina
Las abejas y en general los insectos como las mariposas, escarabajos, pájaros, murciélagos, mosquitos, polillas; lo que hacen es llevar polen de la antera (partes masculinas de una flor) al estigma (partes femeninas); es la denominada polinización “fundamental para el mantenimiento de la vida sobre la tierra”, de acuerdo a la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Las abejas, dentro de la cadena de polinizadores es la más importante; y tanto ellas necesitan de la agricultura, como ésta de esos invertebrados. La agricultura, porque ese proceso es fundamental para que las plantas produzcan cualquier tipo de semilla y de frutas; y a las abejas, para que se facilite la fabricación de miel en sus colmenas. Las abejas de las cuales hay miles y miles de especies; como en el relato bíblico del maná, recogen ni más ni menos de la cantidad de polen o néctar que necesitan para sí y la colonia.
El liderazgo mundial en la apicultura lo ostenta Eslovenia. El país que más miel produce en el mundo es China, seguido de Argentina (mayor productor latinoamericano), Turquía y Etiopia; y en el sexto lugar México. Los países que más consumen miel de abejas son Estados Unidos y Alemania. Por el contrario, en Latinoamérica hay un bajo consumo de miel y productos derivados de la colmena, por lo que en el Congreso Latinoamericano de Apicultura realizado en La Habana, Cuba el año pasado, se acordó promover el “incentivo al consumo de productos apícolas”. En la Región se encuentran agremiados en la Federación Latinoamericana de Apicultura (Filapi).
La apicultura , que no requiere de cuantiosa inversión económica, hace cincuenta años era tomada como un pasatiempo; posicionándose paulatinamente en uno de los más importantes sectores de la agricultura. Actualmente agricultores y apicultores trabajan “en sintonía” en Colombia, para darle la relevancia a los segundos. En este país, donde la apicultura es poco incentivada, la mayor cantidad de colmenas se registran en las regiones Andina (Cundinamarca, Quindío, Valle del Cauca, Caldas, y Risaralda ) y Atlántica; departamentos como Sucre, Bolívar, Córdoba y Huila son tradicionalmente reconocidos por la producción de miel de abejas en el país, según el Ministerio de Agricultura. Los apicultores, que requieren una cantidad suficiente de colmenas y una inversión permanente; están asociados en la Federación Colombiana de Criadores de Abejas FEDEABEJAS. Colombia tiene 120.000 colmenas de las 80 millones que hay en el mundo. La alianza entre agricultores y apicultores se traduce en que los primeros ponen a disposición del apicultor la tierra en la que puede criar abejas; y a cambio, esos invertebrados sin saberlo, polinizan sus plantaciones. A mayor visita de abejas más rendimiento en los cultivos, todo gratis y sin descanso de parte de estas trabajadoras a rayas. Unas 7 000 flores en un día inspecciona una sola abeja melífera. Los pepinos, la mostaza y las almendras no se cultivarían si no existieran ellas. De su parte, frecuentar las flores, genera de las abejas, miel, polen, propóleo, jalea real y veneno.
Los beneficios que reportan las abejas son variados; el más importante es el papel que desempeñan “para mejorar la producción de unos 2.000 millones de pequeños campesinos en el mundo y asegurar los alimentos y la nutrición de la creciente población del planeta”, indica el organismo especializado de la ONU que dirige las actividades internacionales encaminadas a erradicar el hambre. Igualmente las abejas silvestres y la melífera (en colmenas) cooperan con la producción forestal y en la regulación del clima. Los problemas que enfrentan, fuera de las enfermedades y plagas que las atacan; el más grave es su lenta extinción en todo el mundo. La naturaleza y el hombre son los responsables del avejicidio; por los monocultivos, cambio de uso de la tierra y el empleo irresponsable de pesticidas, que se deben “reducir o cambiar el uso”. Sobre todo, jamás aplicar insecticidas cuando las flores estén abiertas. En Chile los apicultores han marchado porque “Año tras año caen muertas las abejas”. Para evitar consecuencias imprevisibles en la seguridad alimentaria, la FAO aconseja “propiciar la reproducción de esos insectos ”. Una ventaja y problema a la vez de las reinas y obreras, es que en el mundo hay mucha miel auténtica (además de la falsificada); circunstancia que ha conducido a bajas continuas en los precios de los productos finales.
¿Qué pasaría si algún día desaparecieran las llamadas ayudantes invisibles de los agricultores en todo el mundo ?. “ Sería imposible alcanzar el objetivo principal de la FAO, un mundo sin hambre. Supondría eliminar gran cantidad de alimentos nutritivos de nuestras dietas, incluidas papas, cebollas, fresas, coliflor, pimiento, café, calabazas, zanahorias, manzanas, girasoles, almendras, tomates y cacao” dijo Graziano da Silva, director de la FAO.
@luforero4