El papa Francisco pidió este viernes en Bangladés “perdón” a los refugiados rohinyás, tras escuchar los relatos de un grupo de ellos y pronunciar por primera vez desde su gira en Asia el nombre de esa comunidad.
Francisco esperó a estar en Daca para pronunciar en público la palabra “rohinyá”, utilizada generalmente por la comunidad internacional y repetida desde la plaza San Pedro en Roma, pero tabú en Birmania.
El Sumo Pontífice aseguró que: “Vuestra tragedia es muy dura, muy grande, pero tiene un lugar en nuestro corazón”, dijo el papa. “En nombre de todos los que los persiguieron, que les hicieron mal, en particular ante la indiferencia del mundo, les pido perdón”.
Y agregó que: “Cada uno de nosotros lleva en sí un poco de sal divina. Estos hermanos y hermanas llevan en sí la sal de Dios”, agregó el pontífice. “No cerremos nuestros corazones, no miremos para otro lado. La presencia de Dios hoy se llama también rohinyá”.
El éxodo de esta minoría musulmana constituyó la línea roja del viaje del papa en Asia, iniciado el lunes en Birmania y que termina el sábado por la tarde en Bangladés.
Una delegación de refugiados rohinyás formó fila para hablar unos minutos con el pontífice, que los escuchó asintiendo con la cabeza, con tristeza.
El papa tomó sus manos, posó su palma sobre la cabeza de una niña y los escuchó ayudado de un intérprete. Mohamad Ayub, de 32 años contó que su hijo de tres años murió por la violencia en el oeste de Birmania.
Ayub había señalado que: “El papa es el dirigente del mundo. Debería decir la palabra rohinyá, ya que somos el pueblo rohinyá” y ello “desde hace generaciones”.
Por su parte, Shawkat Ara, una niña de 12 años, lloró luego de su encuentro con el papa. “Mis padres murieron, ya no tengo alegrías”, confió.