Una suspensión para las próximas ediciones del Giro de Italia y del Tour de Francia, una pérdida de su título en la Vuelta a España de 2017… Los riesgos son variados e importantes para Chris Froome si no consigue justificar su resultado anormal en un control antidopaje, que podría suponer un duro golpe a su brillante carrera.
El ciclista británico Chris Froome, cuádruple vencedor del Tour de Francia, dio positivo por un medicamento contra el asma, el salbutamol, en un control antidopaje efectuado durante la Vuelta a España 2017, que ganó.AFP
¿Qué dice la Agencia Mundial Antidopaje?
El salbutamol, un broncodilatador utilizado en el tratamiento del asma -es el componente del Ventolín- forma parte de la lista de productos prohibidos por la Agencia Mundial Antidopaje (AMA), pero con puntualizaciones. Inhalado, se autoriza hasta 1.600 microgramos/24 horas, sin exceder 800 microgramos por cada 12 horas. Para dar una idea, una inhalación de Ventolín corresponde a 100 microgramos. Ese producto está prohibido por otras vías como comprimidos o por inyección intravenosa, por ejemplo. Hasta 2011, el salbutamol estaba únicamente autorizado con una autorización para uso terapéutico (AUT).
“El asma de esfuerzo es muy frecuente en los deportistas. Y en los umbrales fijados actualmente, los estudios son bastante claros para decir que eso (el salbutamol) no tiene efecto en el rendimiento”, explica a la AFP el profesor Xavier Bigard, asesor científico en la Agencia Francesa de Lucha Antidopaje (AFLD).
¿Qué dice el control de Froome?
El corredor británico tuvo un control antidopaje con resultado anormal el 7 de septiembre, durante la 18ª etapa de la Vuelta a España, donde consolidó su estatus de líder, aumentando en 21 segundos el margen sobre el segundo, Vincenzo Nibali. Según su equipo, el Sky, “los análisis indican la presencia de salbutamol en una concentración de 2.000 nanogramos por mililitro de orina. La muestra B confirmó la (muestra) A”.
Por encima de 1.000 nanogramos, la AMA considera que ya no se debe a “la utilización terapéutica intencional” salvo “si el deportista prueba por medio de un estudio de farmacocinética controlada que ese resultado anormal es consecuencia del uso de una dosis terapéutica (por inhalación) hasta la dosis máxima” autorizada.
“Por encima de ese valor se puede temer un modo de administración por vía general”, explica Xavier Bingard. En ese caso, el salbutamol puede tener efectos anabolizantes, es decir, un aumento de la masa muscular.
¿Cómo puede defenderse Froome?
Corresponde al cuatro veces vencedor del Tour de Francia demostrar a la UCI que esa concentración de salbutamol en su orina, dos veces superior al umbral autorizado, no se debe a una toma no permitida. Un estudio de farmacocinética permite determinar en qué se convierte una sustancia activa en el organismo. Según Sky, “numerosos datos muestran que hay variaciones importantes e imprevisibles en la manera en la que el salbutamol es metabolizado y expulsado”. El equipo enumera varios parámetros, como “la interacción entre el salbutamol y la alimentación u otros medicamentos, la deshidratación y el tiempo transcurrido entre la toma del producto y el control”.
“Mi asma se acentuó durante la Vuelta, por eso seguí los consejos del médico del equipo para aumentar mis dosis de salbutamol. Como siempre, tomé las mayores precauciones para no superar la dosis permitida”, asegura Froome. Será la UCI la que determine si esas explicaciones son convincentes o no.
¿A qué se enfrenta Froome?
El ciclista británico no ha sido inmediatamente suspendido. El reglamento antidopaje de la UCI no impone suspensión provisional durante el proceso de investigación sobre el salbutamol.
Si la UCI considera, al término de su investigación, que se ha cometido una infracción, el caso será transmitido a su tribunal antidopaje, que determinará si el corredor es culpable o no, y fijará una eventual sanción. De facto será privado de su título en la Vuelta a España de 2017, como pena automática. Según el reglamento de la UCI, por una sustancia como el salbutamol, la suspensión es de dos años, salvo si se demuestra que el corredor hizo trampas intencionalmente, con lo cual puede elevarse a cuatro años. Por contra, si el corredor demuestra la ausencia de culpa o de negligencia, el tiempo de suspensión puede verse reducido o incluso quedar en nada. En principio, la suspensión empezaría en el momento en el que sea pronunciada, lo que puede privar a Froome del Giro y del Tour de 2018. Podría recurrir ante el Tribunal Arbitral del Deporte (TAS) y solicitar que esa eventual sanción sea suspendida.