Con múltiples estrategias dirigidas a elevar la calidad de la educación y generar equidad, Colombia avanzó este año hacia la meta de convertirse en el país mejor educado de América Latina en el año 2025. Estos son algunos de los logros y retos del Ministerio de Educación.
Con un enfoque en la calidad de la educación preescolar, básica y media, el país avanzó en la implementación de la Jornada Única escolar. De esta manera el Ministerio de Educación empieza a saldar una deuda de más de 50 años para seguir mejorando la calidad de la educación en Colombia.
Hoy, 563.111 estudiantes de 1.107 colegios reciben entre 6 y 8 horas diarias de clases, lo que permite cerrar las brechas existentes entre la educación pública y la privada.
Asimismo, se puso en marcha el Plan Nacional de Infraestructura Educativa para cubrir el 60 por ciento del déficit de infraestructura educativa del país, con la construcción y/o contratación de 30.693 aulas nuevas antes de finalizar 2018. De ellas, se han entregado más de 5.000 aulas nuevas y otras 12.000 están contratadas o en construcción.
Sin embargo, ninguna de estas políticas tendría el mismo impacto si no se reconociera el papel que juegan los maestros en las regiones. Por esta razón, con el programa de Becas para la Excelencia Docente, más de 7.000 educadores han podido realizar programas de maestría gratis en las mejores universidades. La meta es llegar a 17.000 becas antes de finalizar 2018.
Además, desde el año 2011, con el programa ‘Todos a Aprender’, se realiza acompañamiento a 104.321 docentes directamente en el aula de clase, para fortalecer los procesos pedagógicos en lenguaje y matemáticas.
De otro lado, se expidió el decreto de Educación Inclusiva 1421 del 29 de agosto de 2017, que marca un camino de transformación en el sistema educativo para transitar hacia un modelo de inclusión, donde los estudiantes con discapacidad tengan las mismas garantías de educación que el resto de los estudiantes.
El decreto establece una serie de acciones que debemos desarrollar, de manera conjunta, en los próximos 5 años, las Secretarías de Educación, los establecimientos educativos y el Ministerio de Educación.
Resultados favorables en pruebas nacionales e internacionales
En 2017, los estudiantes que presentaron las pruebas Saber 11 conservaron el mismo nivel de logro que los estudiantes del año pasado, alcanzando el reto de mantener los resultados de 2016, gracias al trabajo conjunto entre rectores, profesores, estudiantes, padres de familia, Gobierno nacional y Secretarías de Educación.
En las pruebas Saber 3º, 5º y 9º, mejoró el desempeño de los alumnos de los tres grados, en las dos áreas evaluadas: matemáticas y lenguaje.
En el Índice Sintético de Calidad Educativa –que mide de 1 a 10 el desempeño de los colegios–, el país superó la meta en todos los niveles: básica (5,65 puntos), secundaria (5,61 puntos) y media (6,01 puntos).
Estos datos demuestran los avances en calidad de la educación y son coherentes con los más recientes resultados de las pruebas PISA, en los que Colombia fue uno de los tres únicos países que mejoró en todas las áreas evaluadas en 2015, en comparación con el 2012: lectura (22 puntos más), ciencias (17 puntos más) y matemáticas (14 puntos más).
La OCDE reconoció a Colombia como el sexto sistema educativo que más rápido está mejorando, entre los 71 que presentaron esta prueba.
Avances en educación superior
En educación superior, Colombia también ha tenido importantes avances. La cobertura pasó del 37% en 2010 al 51,5% en 2016, es decir, tuvo un incremento de 14 puntos porcentuales. El 60% de los nuevos estudiantes que ingresa a la educación superior proviene de hogares cuyos ingresos no superan los dos salarios mínimos mensuales.
A estos datos se suman los esfuerzos para seguir elevando la calidad educativa con estrategias como ‘Colombia Científica’, que contempla una inversión sin precedentes de $160.000 millones para financiar ocho grandes alianzas de investigación, entre 2017 y 2018. Estas alianzas son redes de trabajo entre universidades nacionales (acreditadas y no acreditadas) e internacionales y el sector productivo para el desarrollo científico y tecnológico.
Adicionalmente, el programa ‘Ser Pilo Paga’ llegó a los 40.000 beneficiarios. ‘Ser Pilo Paga’ es un programa transformador que reconoce el esfuerzo y la dedicación de jóvenes talentosos y de escasos recursos, permitiéndoles cumplir el sueño de estudiar en las mejores universidades del país.
Cierre de brechas, principal reto en educación
Uno de los desafíos más importantes es reducir la brecha existente entre la educación urbana y la educación rural, especialmente en zonas afectadas por el conflicto armado.
Para enfrentar este reto, el Ministerio de Educación Nacional lidera estrategias como ‘Manos a la Escuela’, con la que se realizan obras de mejoramiento en las instituciones educativas de los 170 municipios priorizados. En 2018, se invertirán más de $10.000 millones en este tipo de obras.
De otro lado, se han creado Alianzas de Educación Superior entre Instituciones, gremios, empresas privadas, fundaciones y agencias de cooperación internacional para llevar oferta educativa de calidad y pertinente a las zonas rurales. Estas alianzas buscan responder a las necesidades de cada región y favorecer, principalmente, a quienes sufrieron las consecuencias del conflicto.
El propósito es acercar oportunidades de educación superior y de educación para el trabajo a víctimas, campesinos, indígenas, comunidades negras, mujeres, excombatientes, estudiantes universitarios y docentes, entre otros.
Hasta el momento, se han conformado 18 alianzas en el Chocó, Catatumbo, Montes de María, el Pacífico y la frontera Nariñense, el sur del Tolima, el Bajo Cauca y Nordeste Antioqueño, Alto Patía y Norte del Cauca, Sur de Bolívar, Putumayo, Cuenca del Caguán y Piedemonte Caqueteño, La Macarena y Guaviare. Estas primeras alianzas contarán con aportes del Ministerio de Educación Nacional por 16.000 millones de pesos
Por último, como aporte de la educación al posconflicto, el Ministerio de Educación Nacional puso en marcha la estrategia ‘Gen Ciudadano’, con el ánimo de promover la convivencia pacífica y la formación de niños y jóvenes en valores como la honestidad, la solidaridad y el respeto.