Según el reporte del 2014 sobre el monitoreo global de los desechos electrónicos realizado por el Instituto para el Estudio Avanzado de la Sostenibilidad de la Universidad de las Naciones Unidas, la generación mundial de los residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos en ese año fue de aproximadamente 41 millones de toneladas y se espera que crezca a 49 millones de toneladas al 2018.
De esta cantidad, solo 6,5 millones de toneladas (16% del total generado) se reportaron como gestionadas formalmente por sistemas de recolección y manejo de estos residuos.
Pero, ¿cómo afectan estos residuos a la salud humana y el medio ambiente? Édgar Erazo, Director Ejecutivo de EcoCómputo, comenta que la composición de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos es muy diversa, llegando a contener hasta más de 200 compuestos diferentes, de los cuales hay varios elementos potencialmente peligrosos para la salud humana. Generalmente en los equipos encontramos hierro y acero representando el 50% del residuo, seguidos por plásticos que se encuentra en un 21%, además de vidrio, tarjetas de circuito impreso, cerámica, caucho y otros materiales.
Entre los elementos peligrosos está el plomo el cual es una sustancia tóxica que se va acumulando en el organismo afectando el cerebro, el hígado, los riñones, los huesos y los dientes. Encontramos también el mercurio el cual incluso en pequeñas cantidades es perjudicial para el sistema nervioso e inmunológico, el aparato digestivo, la piel y los pulmones, riñones y ojos. Y el arsénico el cual puede causar intoxicación crónica además de la aparición de lesiones cutáneas y cáncer de piel.
En el medio ambiente estas sustancias también producen estragos, las plantas absorben con mucha facilidad el arsénico lo cual estando cerca de cultivos provoca contaminación de los alimentos. El plomo es un elemento químico particularmente peligroso, y se puede acumular en organismos individuales, pero también entra en las cadenas alimenticias cuando es absorbido por el suelo.
Por sí solos, estos residuos no afectarían a personas ni al ecosistema, pero al manipularlos de manera incorrecta se aumenta el riesgo de exposición ante sustancias peligrosas, las cuales se encuentran dentro de los aparatos eléctricos y electrónicos.
Hemos visto en algunos casos, que se realiza la quema de residuos electrónicos en ambientes abiertos para aislar metales como el cobre de los cables, y el calentamiento de las tarjetas de circuito impreso para desoldar y extraer chips (circuitos integrados) y componentes electrónicos. Y es, en estas acciones, que se liberan sustancias químicas peligrosas en el ambiente que conducen a la contaminación.
Así mismo, aclara Édgar Erazo, que los efectos que puede tener en la salud la disposición final de los materiales no aprovechables de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE), contribuyen a la aparición de efectos negativos ambientales en los rellenos sanitarios comunes por la variedad de sustancias contenidas, causando pérdida de recursos secundarios valiosos ya sea aire, aguas subterráneas y suelos, entre otros.