Por: Luis Eduardo Forero Medina
El agua dulce se encuentra en el subsuelo, firmamento y en la superficie, de donde nace en páramos y bosques y se distribuye en el caso colombiano, a través de más de una decena de cuencas hidrográficas.
El agua superficial también entra en Colombia por conducto del río Putumayo, procedente de Ecuador y Perú; y por el Orinoco llega agua de Venezuela. La sustancia sin olor, color ni sabor que sale del país, principalmente se dirige a Brasil y Venezuela.
Colombia ocupa el séptimo lugar de los países con mayor disponibilidad de agua en el mundo. Los seis primeros son Brasil, Rusia, EE.UU, Canadá, Indonesia y China. La cuenca hídrica más importante del país, el Macizo Colombiano, es de las regiones que alberga las mayores reservas de agua dulce del planeta en zonas ecuatoriales; reconocida por la UNESCO como Reserva de la Biosfera. La oferta hídrica natural se presenta igualmente por conducto de los llamados cuerpos de H2O lénticos (embalses, lagunas, lagos y pantanos). Los embalses se hallan principalmente en la cuenca alta del Magdalena y en la zona de Antioquia; las lagunas y lagos en la Orinoquia y los pantanos en la región de Amazonía. Los principales embalses por su capacidad de producción de energía son Urrá, Betania y el Peñol o Guatape. El 80 por ciento de la población colombiana, vive en las cuencas de los ríos Magdalena y Cauca, origen de nacimientos de quebradas o manantiales. La cuenca del río Magdalena cubre un área de 273.300 km2, la mayor del país. El destino del agua es principalmente para el sector agrícola, que se lleva el 70 por ciento del consumo de agua en todo el mundo. En Colombia esa cifra es un 52%; el resto es para extracción municipal, uso doméstico y sector servicios. Más del 70% de uso doméstico del agua, se distribuye en tres ciudades, las más urbanizadas (Bogotá, Cali y Medellín). Para mejorar el tratamiento del agua, en los últimos años se viene construyendo en Colombia los Sistemas de Tratamiento de Aguas Residuales (STAR), instalados en el 32 por ciento de los municipios del país, según la FAO. De los Star colocados en 354 municipios, sólo la tercera parte funciona.
El agua, ingrediente básico e insustituible, tiene sus problemas en el planeta azul; asume sus desafíos, no se aprovecha adecuadamente, sus “fábricas” son degradadas; a veces se torna contaminada; siendo este último factor el primer factor generador de costos sociales. En el mundo, más de 2100 millones de personas no tienen agua potable y más de 4500 millones no disponen de servicios de saneamiento adecuados. Para las Naciones Unidas, en el desarrollo del ser humano, el agua y los sistemas de saneamiento no pueden estar separados. El 90% de los desastres naturales están relacionados con el agua (UNISDR). El 38% de los centros de salud carece de fuente de agua, el 19% no tiene baños y el 35% no tiene agua ni jabón para lavarse las manos. La primera causa de mortalidad en el mundo es la falta de acceso al agua potable- saneamiento, ambos en el catálogo de los derechos humanos. Las mujeres y las niñas de los países de bajos ingresos gastan unas 40.000 millones de horas al año en la recolección de agua. Las aguas residuales y su reutilización, es objeto de poca atención gubernamental; por lo que de ordinario se convierte en problema de salud pública. El año pasado la ONU se concentró en el desperdicio del agua y en cómo disminuir y reutilizar el agua que se desecha en casas, ciudades, industria y agricultura. Si no se reutiliza, ese líquido vuelve a la naturaleza, contaminando el medio ambiente y perdiendo nutrientes valiosos. Son escasos los lugares donde se capta y potabiliza el agua lluvia, que se convierte en una solución cuando no hay suficiente disponibilidad del recurso hídrico. En Colombia (San Andrés, Islas y Amazonas), Costa Rica, El Salvador, Honduras y Panamá, dentro del programa Mesoamérica sin hambre, se empieza a aprovechar el agua lluvia y utilizarla como fuente de agua potable e inocua y para el riego en épocas de sequía. El método consiste en recolectar el agua de lluvia, almacenarla en cisternas de cemento y bombearla a un tanque, donde es clorada a través de varios filtros. El ciclo hidrológico empieza con la precipitación, llegando a ríos, arroyos, manantiales, superficie, debajo de ella y océanos. El agua se potabiliza, se evapora, queda contenida en hielo o nieve, o sigue contenida en la atmósfera. Este año se dio inicio a la Década Internacional para la Acción (2018 – 2028): “Agua para el desarrollo sostenible”. El Decenio H2O terminará el 22 de marzo de 2028, día de celebración del Día Mundial del Agua, el agregado más abundante en la naturaleza. Por ser clave para el futuro, el preciado líquido es objeto de contiendas; inclusive de guerras; sin embargo “juntos, podemos lograr un mundo sabio en cuanto al agua” (Makaia). “Sin una gestión efectiva de los recursos hídricos se corre el riesgo de intensificar las disputas entre las comunidades e incluso aumentar las tensiones entre las naciones”, dijo António Guterres, secretario general de la Organización de las Naciones Unidas.
@luforero4