Se trata de una chaqueta llamada ‘Woman Wearable’, creada por estudiantes del Instituto de Tecnología y Educación Superior de Monterrey, México, en respuesta a los constantes episodios de abuso hacia las mujeres.
La chaqueta tiene mangas que emiten una descarga eléctrica, no mayor a los 15 voltios, con lo que cualquier persona que se aferre a ella sienta el ‘corrientazo’ si intenta sobrepasarse con quien la lleve puesta.
Los creadores de la curiosa chaqueta indicaron que la descarga eléctrica no es lo suficientemente fuerte para que sea calificada como un arma, pero sí para cumplir su objetivo de asustar a un posible atacante.
“Habíamos escuchado a muchas amigas y conocidas que sufrieron algún tipo de agresión. Después de investigar sobre la violencia de género, se nos ocurrió la idea y la tomamos desde allí”, dijo Anaid Parra Quiroz, una de las creadoras, a la agencia de noticias del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
En total fueron cuatro estudiantes que decidieron crear el prototipo como parte de una clase de emprendimiento. Anaid Parra Quiroz y Esthela Gómez, de ingeniería mecatrónica, y Giwan Park (robótica) y Guadalupe Martínez (derecho).
Pero ¿cómo es el funcionamiento de la prenda? Los alumnos decidieron comprar una chaqueta típica de algodón e insertaron dentro de su forro una batería de nueve voltios, un transformador, una luz LED y un botón para encender la prenda.
Giwan Park, estudiante de robótica, fue el encargado de diseñar el circuito de la chaqueta que se activa por medio del botón de la luz LED, que muestra el momento en que esta lista. Una vez que el sistema está armado y activado, si alguien toca los electrodos en las mangas de la chaqueta, el circuito se cierra y se aplica una descarga eléctrica al presunto agresor.
Guadalupe Martinez, estudiante de derecho, indicó a la BBC que se unió al proyecto para garantizar que la legalidad de la prenda no se vea afectada.
“Es una herramienta de defensa personal que no representa ninguna amenaza para la vida”, explicó Martínez al medio británico.
El proyecto tuvo una duración de tres meses entre las etapas de diseño y creación. Sus inventores no descartan la idea de adaptarlo para otras prendas como blusas, pantalones y faldas.