Municipios de La Palma, Pacho, Caparrapí y Útica, que pertenecen a la región del Gualivá, en el departamento de Cundinamarca, sufren por causa del pésimo estado de las vías de acceso, en especial con las que buscan conectarlos con la capital del país.
Entre los años 2012 y 2017 se han invertido en obras de mantenimiento, rehabilitación, construcción y mitigación de estas vías, al menos $ 42.013.522.160, según la Gobernación del departamento, cifra millonaria que no se ve reflejada en ninguno de los tramos de estas carreteras.
El 21 de septiembre pasado, se anunció una nueva inversión de más de $ 4.000 millones para señalización en 19 municipios de Cudinamarca, con el objeto de mejorar la seguridad vial. Entre los 19 están Útica, Pacho y La Palma.
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En estos municipios se produce de manera importante la panela. Cifras recientes del Fondo para el Fomento Panelero indican que en Cundinamarca hay al menos 48.000 hectáreas de caña panelera cultivadas, siendo el área más grande del país, que corresponde al 20% de la producción total en Colombia. Le siguen en hectáreas cultivadas, Antioquia con 45.051 y Santander con 22.355.
Caparrapí es el municipio de mayor cantidad de hectáreas de caña sembrada en el departamento: 12.000 y se cuenta un número de 1.249 productores de los cerca de 8.000 que tiene en total el departamento. Todos comparten el mismo dilema de elaborar la panela, salir por caminos de herradura para llevar su producto al pueblo y de allí transportarlo hasta Bogotá por carreteras imposibles.
Este representa un trayecto de tortura porque las dos únicas vías de acceso y salida, la vía Utica-Villeta y la vía Caparrapí-La Palma-Pacho, se encuentran en un estado de deterioro superlativo.
Internautas han publicado videos como los siguientes, donde se aprecia la mala disposición de las vías en esta zona del noroccidente de Cundinamarca.
Video 1. La pésima vía en Villa Gómez
Video 2. No sólo las vías en mal estado dificultan la movilidad en la zona, los constantes derrumbes incrementan el riesgo de accidentes en estas carreteras del departamento.
Video 3. El mejor de todos, una muestra reciente del estado de la vía Pacho – La Palma. Dos preguntas resultan después de ver este video: ¿dónde están los más de 42 mil millones de pesos invertidos durante los últimos cinco años en estas vías? y ¿Qué piensan señalizar en esta carretera con el último presupuesto de 4.000 millones?
Los trayectos mencionados no son responsabilidad del Instituto Nacional de Vías (INVIAS), sino que están a cargo de la Gobernación de Cundinamarca.
Según el Instituto de Infraestructura y Concesiones de Cundinamarca –ICCU: “El Departamento de Cundinamarca, ha realizado diferentes convenios con los municipios para adelantar el mejoramiento, rehabilitación, mantenimiento, construcción de obras de mitigación en la vía que del municipio de Zipaquirá conduce a los municipios de Pacho, La Palma, El Peñón, Topaipí, entre otros, durante los años 2012-2013-2014, los cuales ascienden a la suma de $ 26.013.522.160 (Veintiseis mil trece millones quinientos veintidós mil ciento sesenta pesos”.
Dineros que contradicen la realidad de un vía destrozada en la mayor parte de sus tramos y de la que Pedro Julio León, un productor panelero de La Palma, Cundinamarca, dice nunca haberla visto mejorada, rehabilitada o por lo menos mantenida, en los más de 70 años de vida que tiene.
“No se puede creer que solo en los últimos años se le haya invertido a la carretera una cantidad de plata como esa, pero que no se le ve por ningún lado”, agrega.
Y qué decir de los caminos veredales, que vienen siendo las arterias por donde circulan las cargas de panela de miles de productores de la región, cuyo deterioro ha ocasionado un buen número de accidentes con muertos y pérdidas cuantiosas. Así lo cuenta Luis Antonio Hernández, productor panelero de la vereda San Cayetano, del municipio de Caparrapí, que estuvo muy cerca de la muerte, luego de que su vehículo cayera a un abismo por un tramo en mal estado, que las autoridades no atendieron a tiempo en su rehabilitación.
Luis Antonio conducía el único vehículo que servía como medio de transporte de personas y productos en San Cayetano, ubicado a una hora del municipio de Caparrapí. Un 8 de diciembre, cuando bajaba de la población hacia la vereda, a eso de la 1:30 de la tarde por un camino maltrecho, abandonado por las autoridades, como muchos en Colombia, se halló frente al paso donde dos semanas antes, un deslizamiento de tierra había taponado el acceso vehicular, este sitio tiene por nombre la “Cuesta Matarratón”.
Luis Antonio Hernández / Estado en que quedó el vehículo luego de rodar al abismo.
Sin pensarlo dos veces, les pidió a los quince pasajeros que llevaba en su vieja Ford 78, que descendieran de la camioneta y cruzaran ese corto trayecto a pie. Los pasajeros no quisieron bajarse, tal vez por el inclemente sol que hacía, y por el contrario, le recordaron que él estaba acostumbrado a pasar con toneladas de panela, el producto de la zona, y que ahora con ellos seguramente no habría problema. Pero Luis Antonio, a quien llaman “Coca” insistió, apagó el carro, se bajó, abrió la puerta trasera y con vehemencia dijo: ¡Por favor, se bajan todos!
“No hubo más que obedecer y bajarnos, después todo fue confusión y angustia, yo le agradezco a Luis Antonio que haya tenido esa actitud, yo viajaba con mi esposa y mis dos hijas, no se puede imaginar cómo hubiéramos terminado todos, él nos salvó la vida”. Recuerda Ancízar Calvo, pasajero que estuvo ese domingo en Caparrapí para ser el padrino de bautismo de uno de sus sobrinos.
“El invierno deterioró el camino y el 8 de diciembre de 2013, luego de dejar varias cargas de panela en Caparrapí, el paso malo me ganó y me fui al vacío con todo y carro. Hoy sufro una cuadriplejía que me impide caminar desde aquel día”, dice «Coca» con resignación.
La cereza del postre fue el levantamiento en 2015 de una caseta donde pretendía entrar en funcionamiento un peaje, ubicado en el trayecto entre Zipaquirá y el municipio de Pacho.
Las vías de la región del Gualivá no solo han causado muertos y heridos en accidentes de carretera, su deterioro ocasiona que pacientes que salen de hospitales municipales hacia la capital del país, se vean perjudicados ante las demoras que incluso han resultado fatales.
De igual manera el precio que pagan los compradores de la panela para llevarla hasta Bogotá, se incrementa como consecuencia del estado de las vías.
Y hablando de costos, el transporte público intermunicipal es de los más costosos del departamento, mientras un pasaje de flota entre Bogotá y Villeta, que tiene un total de 90,1 km, vale 13.000 pesos, para viajar a La Palma, cuya diferencia en distancia es solo de 40 km más, el pasaje cuesta hoy por hoy $ 28.000. ¡Habrá derecho?