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Economía

LOS PELIGROS DEL CRIPTOMERCADO, UNA CUESTIÓN DE INMADUREZ Y VULNERABILIDAD

Parece mentira lo que puede cambiar el criptomercado en cuestión de meses. Hace apenas dos veranos, los medios hacían referencia a las oportunidades que presentaba el nuevo mercado de las divisas electrónicas. El Bitcoin se pagaba a casi 800 dólares el token, mientras que el Ethereum tocaba el nivel de los 20 dólares. Las dos criptodivisas más famosas del ciberespacio empezaban a despegar, pero nadie se imaginaba la magnitud del vuelo.

Un año más tarde, al calor del estío de 2017, el precio del Ethereum se había multiplicado por diez y, según Ronnie Moas (sí, el mismo que predijo el increíble rally del Bitcoin), subiría hasta los 400 dólares. Eso decía en julio de 2017, y el mes de agosto le dio la razón con un precio máximo de 290 dólares. Aunque eran buenas noticias para los que invirtieron en la alternativa al Bitcoin, lo mejor estaba por llegar.
En el último trimestre de 2017, la gráfica mensual dejó tres velas de infarto, rematadas por un mes de enero de 2018 frenético con apertura en 737 dólares y un punto máximo que alcanzó los 1420 dólares por token. Entonces, el precio del Ethereum se vino abajo, llevándose por delante a los toros rezagados. En cualquier caso, el batacazo fue generalizado en el criptomercado, con su característica volatilidad marcada por todo tipo de informaciones confusas.
1.1 LOS VAIVENES DEL PRECIO DEL ETHEREUM Y EL BITCOIN
Son pocos los años que lleva levantándose el criptomercado, pero se ha dicho de todo sobre las principales divisas digitales: que si China está detrás de los tortazos del Bitcoin porque quiere desarrollar una divisa basada en Ethereum, que si los bancos centrales están maquinando planes alternativos para controlar el mercado, que si las empresas tecnológicas manipulan todo lo que pueden para hacerse con el poder…
Más allá de las teorías conspiranoicas, lo cierto es que el criptomercado es un globo que no termina de explotar. Se habla mucho de la burbuja del Bitcoin en particular, y de las criptomonedas en general, y ahí está la clave para entender cómo la especulación sigue alimentando los vaivenes del precio de las criptodivisas, especialmente de las más jugosas: se puede ganar dinero tanto en las subidas como en las bajadas.
El problema con las criptomonedas es que son jóvenes y su mercado no ha cuajado, al menos en comparación con el mercado de divisas de toda la vida. No es el partido de tenis que juegan osos y toros en pares tradicionales como el EUR/USD, cuyos movimientos tienen una explicación técnica que, en ocasiones roza el surrealismo. Y es que, para muchos inversores, parece sospechoso poder trazar líneas de soporte y resistencia y que el precio las respete al milímetro.
Bueno, eso es lo que pasa con pares de divisas sólidos, curtidos a base de años de valores históricos y tendencias mensuales con retrocesos bien definidos. En definitiva, comprender el movimiento del precio del Ethereum como si se tratara del Dólar o el Euro es prácticamente imposible. Lo es hasta tal punto, que hay traders profesionales que no dudan a la hora de confesar su desprecio absoluto hacia las criptodivisas, pasando de su cotización.
1.2 LA FALTA DE MADUREZ DEL CRIPTOMERCADO Y SUS PELIGROS
No es que haya que ignorar las oportunidades que brinda el criptomercado, pero está claro que los cruces de divisas virtuales no responden al análisis técnico de la misma forma. Es decir, no se puede hacer una predicción plausible del movimiento del precio para tomar una decisión que no sea una simple apuesta bivariada: arriba o abajo. El criptomercado es impredecible; el mercado tradicional también, pero se deja querer si lo estudias con detenimiento.
Luego está el tema de la seguridad. No faltan ejemplos de robos masivos, pirateos de plataformas e historias de usuarios que se quedan sin su patrimonio por un despiste. Solo hay que leer por encima el artículo de Morgen Peck en MiT Technology Review para comprender lo vulnerables que son. Vamos, que al estrés inherente al trading hay que sumarle el miedo a que tu fortuna se desintegre en cualquier momento si a Facebook o a algún banco central le diera por crear sus propias divisas digitales.