Por: Luis Eduardo Forero Medina
El anterior gobierno habría dejado más de 600.000 millones de pesos que se captarían anualmente a futuro, destinados a ser invertidos en vías terciarias; sin embargo en el empalme no se hizo entrega de un inventario de la red vial de tercer orden; antes llamados caminos veredales, vasos capilares, vías aisladas, caminos de penetración, que por siglos han impedido salvar pacientes que es imposible trasladar oportunamente a hospitales o centros de salud;
impedido la asistencia de estudiantes a escuelas y colegios, y a los campesinos la pérdida de sus cosechas. Supuestamente muchas vías terciarias construidas, no poseen estudio de suelos y ensayo de capacidad.
Planeación Nacional estima en las próximas dos décadas esta red de carreteras demanda inversiones por 48 billones de pesos. La opinión de conocedores es que los dineros con destino a las vías terciarias, que alcanzan 142.284 kms, siempre ha sido mal utilizados. En el campo la mayoría de vías se asemejan a los caminos de herraduras, que existían en 1905, cuando se fundó el Ministerio de Obras Públicas. La Misión Currie del Banco Mundial, a finales de los años 40 del siglo pasado, concluyó que las regiones estaban todavía desconectadas, en particular en forma transversal. El primer organismo estatal encargado de la red terciaria vial se creó en 1960, el Fondo Nacional de Caminos Vecinales, FNCV; que por su bajo desempeño y politiquería en la que se encontró inmerso, treinta y dos años después, en 1992, se ordenó su liquidación; decisión que se echó atrás por presiones políticas de la época y que se extendieron durante los gobiernos de Ernesto Samper (1994-1998) y Andrés Pastrana (1998-2002). En el siguiente mandato presidencial mediante el Decreto 1790 de 2003, finalmente se suprimió el Fondo Nacional de Caminos Vecinales, que sigue en liquidación.
Para solucionar el asunto del pésimo estado de las vías terciarias, se han ensayado diversos métodos; desde la idea de “hacer más con menos”; hasta destinar la plata de ciencia y tecnología en esas vías, y el lanzamiento de la ola de esos carreteables; principalmente dirigida a medio centenar de municipios afectados por el conflicto armado. El proyecto algunas veces se ha dejado en manos de asociaciones de vecinos y de comités campesinos; sin experiencia alguna en la construcción de carreteras, o ausentes de asesoría gubernamental por su lejanía con la capital de la República.
Actualmente los proyectos de vías terciarias, están a cargo de las autoridades territoriales, gobernadores y alcaldes, que aunque cuentan con recursos de regalías; no presentan los proyectos, o si lo hacen, son extemporáneos o pésimamente elaborados y sustentados. Los municipios que se postulen deben cumplir con una serie de requisitos que establece el Sistema General de Regalías. De 1.544 proyectos recibidos por OCAD Paz – Ministerio de Hacienda y Crédito Público, 690 llenaron los requisitos. Un versado en el tema dijo que “los alcaldes no saben hacer proyectos, ni encuentran quién los haga, y nombran a unos recomendados políticos o amigos en planeación como contratistas”. La otra talanquera es el costo, un solo kilómetro de una vía terciaría puede valer más de mil millones de pesos.
Los proyectos que pasan la primera prueba, si son viabilizados por el Ministerio de Transporte, se inscriben en el Banco de Proyectos y así poder concursar por recursos de la Nación, que puede financiar hasta el 80% de las vías terciarias postuladas y seleccionadas para empezar a ejecutar. Lo que muchos alcaldes desconocen es que si “no cumplen con la tarea”, es probable que pierdan las ventajas de cofinanciamiento de la Nación. Este gobierno le quitó el freno de mano a proyectos postulados para ser financiados con recursos de regalías del Órgano Colegiado de Administración y Decisión (OCAD) Paz; que empero, no han sido sometidos a aprobación.
El Instituto Nacional de Vías (Invías), que no maneja recursos para vías veredales, tiene algunas de ellas a su cargo, concretamente 27 mil 577 kms. Mediante convenios con los alcaldes, Invías realiza labores de afirmado, construcción de terraplenes y obras de drenaje.
Las autoridades se ufanan de haber construido corredores y ejes estratégicos como las vías 4G, a lo largo y ancho del país; sin embargo no hay forma de conectarlas con las vías terciarias. Por esta y más razones, el campesino emigra cada vez más, dejando sus viviendas muchas veces abandonadas. En el censo de población y vivienda de 2005, más de 7 millones de personas vivían en el campo; hoy 2 millones de esas personas ya no están allí.
En los últimos ocho años se intervinieron unos 37 mil kilómetros de vías terciarias, algunos tramos sin terminar o que ya presentan deterioro, pese a que en gran parte de las vías veredales se adoptó la placa huella,”más costosa, pero buena”, señaló el expresidente Santos.
@luforero4