Por: Juan David Escobar Cubides
El incendiario senador y ex- candidato presidencial, Gustavo Petro, está padeciendo el rigor de la desolación y del linchamiento social. Posar hasta hace unos días de atalaya moral, dueño de la integridad y la transparencia, para luego encontrarse inmerso en la picota pública por unos fajos de dinero es, de lejos, una situación abrumadora.
De la misma manera que lo es, padecer una sanción fiscal de miles de millones y un fallo ad- portas de un alto tribunal, que seguramente lo sepultará con cualquier aspiración política, verbigracia, su malhadada meta presidencial.
Y es que se trata de una fatídica pesadilla para el líder de la ‘Colombia humana’ puesto que ni levantando a candela a un país entero, como acostumbra, podría retroceder y ocultar semejante oprobio. Quiera o no tiene el Cristo a sus espaldas al tratarse de cuestionamientos innegables basados en hechos meramente objetivos.
Primero, la sanción de la Contraloría Distrital de Bogotá, por ocasionar un detrimento económico al distrito capital disminuyendo irresponsablemente el costo del servicio de Transmilenio. Segundo, por recibir un dinero posiblemente no declarado ante la ley, bien sea a título de donación o préstamo, proveniente según Petro del cuestionado arquitecto Simón Vélez y según la versión de un abogado penalista del mafioso alias ‘El Loco’ Barrera. El arquitecto manifiesta no haberle prestado nada, y el abogado adujo sólidos elementos fácticos y jurídicos para interponer su denuncia.
¿A quién creerle?
Pero como fuere no deja de ser inadmisible ver a un alto servidor del Estado, dizque alternativo por su rectitud, metiendo ocho gruesos fajos de billetes en una tula de plástico, mientras sonríe en medio de la clandestinidad como un bribón desmesurado. Allí sin duda alguna, debe haber algún torcido. Y tan es así que la investigación del abogado De La Espriella arrojó serias hipótesis de la ilegalidad rampante, dado que muy probablemente se trataba de un vídeo del año 2009 y no del 2005.
De manera que, si así lo fuere, no ha prescrito todavía la acción penal y de encontrarse una conducta ilícita el ex- guerrillero podría ser procesado. No obstante, más allá de todo esto, lo curioso es que Petro, que tanto se ufanaba de su honestidad, haya incurrido posiblemente en la misma práctica de los politiqueros tradicionales, pues se creía diferente, pero ha dejado de manifiesto ser un infame truhan.
Además, su farsa ha quedado en evidencia, hasta el punto de presenciar enormes incoherencias y contradicciones en sus recientes declaraciones, pues en su último pronunciamiento sostuvo afirmaciones tan absurdas como que: el cuestionado arquitecto Simón Vélez guardaba su plata en tarros de la cocina; un supuesto Hacker tomó el video; que alguien quería extorsionarlo por trabajo; y que un amigo le consiguió el dinero. Pero lo más infame de todo: que él sabía que lo estaban grabando, pero prefirió guardar silencio para obtener dizque un registro. ¡Habrase visto semejante mentira. Tras de populista, es un culebrero enredador. ¡Que no nos crean tan pendejos!
Ahora bien, consideramos que por respeto al debido proceso es menester que se adelanten las investigaciones correspondientes sin prejuzgar. Sin embargo, a título personal estamos convencidos de una retorcida conducta que merece toda la atención. Claro está, sin descuidar otros asuntos claves como Odebrecht.
Entretanto, qué bueno fuera preguntarle a Claudia López, a Jorge Robledo y a Daniel Quintero, candidato a la Alcaldía de Medellín, que posición objetiva les merece el particular. Hasta ahora han guardado silencio y ello no es espontáneo. Están con el rabo entre las patas y no tienen argumentos para defender a su homónimo. ¡Sean serios, farsantes!
Luego, sin más ni más: Qué señora empelotada le han pegado al populismo, ya vemos que son lobos disfrazados de ovejitas. Como decían las abuelitas: ¡Primero cae un mentiroso que un cojo!
@JuanDaEscobarC