En las instituciones, el fin de año es sinónimo de entregas de informes y revisión de cifras. El objetivo es determinar, sin importar donde trabajemos, ver cómo vamos con el cumplimiento de las metas. A propósito, veamos cifras del centro de las actividades productivas del país.
De acuerdo con información del DANE en los últimos 17 años en donde han primado las políticas comerciales, las llamadas ciudades puerto como Santa Marta, Cartagena, Buenaventura o Tumaco han registrado un repunte importante en su producción.
Pero éstas, a pesar de su privilegiada ubicación no despegan y Bogotá a pesar de estar 2.600 metros más cerca de las estrellas, no solo ha logrado multiplicar su PIB por 2.03 veces (203.3% de crecimiento en el período), sino que logra tener el 26.2% del PIB nacional. Muy alejados se encuentran los departamentos de Antioquía y Bolivar, que ocupan el segundo y tercer lugar con el 15.1% y el 3.5%, respectivamente.
Históricamente Bogotá, Antioquia y Valle mantienen la concentración de la producción en el país (50.2%). Sin embargo, la primacía de Bogotá desde mediados del siglo pasado es tal que duplica la participación de los otros dos departamentos. Así las cosas, mientras el país y Bogotá tienen un crecimiento económico similar (4% anual), se mantiene la concentración y la divergencia regional.
El mayor dinamismo en el sector económico del distrito ha sido entre los años 2000 y 2017, destacándose los sectores de comercio, reparación, restaurantes y hotelería con un crecimiento del 2.68 veces. Le siguen por encima del aumento promedio de la economía, los sectores financiero (2.27 veces), construcción (2.21 veces) y transportes 2.13 veces. La industria manufacturera ha sido el sector menos dinámico, aunque su crecimiento en el período fue de 1.32 veces.
Todas estas dinámicas hacen que Bogotá se convierta en la zona de mayor generación de empleo del país, con una tasa general de participación del 69.9% y una de ocupación del 62% y que tenga además la segunda mayor tasa de trabajos formales (57.5%), muy cerca a Medellín que presenta la mejor tasa con un 57.9%.
En cuanto a niveles de pobreza, la capital con el 5.9% supera de lejos a las demás regiones, le siguen Valle con el 12% y Antioquia con el 15.1%. Igualmente, Bogotá tiene una proporción de población en condiciones de pobreza del 12.4%, solo superada por Bucaramanga con el 12%.
Si se mide la pobreza desde un enfoque multidimensional, las cifras de crecimiento y participación muestran entonces la persistencia de un modelo concentrador de la producción y la riqueza del país en la ciudad capital; dando cuenta de los resultados adversos de la descentralización que no ha podido convertirse en herramienta para permitir la reducción de las brechas existentes entre los diferentes departamentos y ciudades del país.
Todo lo anterior, hace que Bogotá siga siendo un polo de atracción de capital, de recursos productivos y por lo tanto de población, lo que ha traido como resultado la expansión de la ciudad hacia la sabana, sin que esto sea un desarrollo concertado entre los diferentes municipios.
La integración del área metropolitana con los municipios de la sabana norte y occidental y la concertación de políticas económicas, sociales, ambientales y de innovación será sin duda alguna uno de los mayores retos que Bogotá tendrá que asumir para los próximos años.
Jaime Rendón
Docente de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad de La Salle