Este lunes el presidente de Mozambique Filipe Nyusi estimó que el balance del ciclón Idai, que afectó también al vecino Zimbabue, podría superar los 1.000 muertos después de que la tormenta barriera las provincias centrales.
“De momento registramos oficialmente 84 muertos, pero cuando sobrevolamos la zona (…) esta mañana para entender qué ocurre, todo indica que podríamos registrar más de 1.000 muertes”, dijo en un mensaje al país.
“Es un auténtico desastre humanitario”, sentenció, estimando que “más de 100.000 personas están en peligro”.
Los vientos de extrema violencia del ciclón y las lluvias torrenciales azotaron el centro de Mozambique el jueves por la noche, y se desplazaron luego al vecino Zimbabue.
Según un último balance provisorio basándose en fuentes oficiales, que podría aumentar considerablemente si se confirman los temores del presidente, 73 personas murieron en Mozambique, de las cuales 55 en la ciudad portuaria de Beira, y 89 en Zimbabue, en donde los socorristas tienen dificultades para llegar hasta algunas regiones inundadas.
En Zimbabue, “89 personas murieron, 86 en la región de Eastern Highlands, dos en Masvingo y una en Mashonaland” en el este del país, declaró el lunes el portavoz del gobierno, Nick Mangwana.
En Mozambique los daños en Beira, ciudad de medio millón de habitantes, son “enormes y aterradores”, advirtió la Federación internacional de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja (FICR), que participa en las primeras operaciones de rescate. Un “90% de Beira y sus alrededores fue dañado o destruido”, agregó en un comunicado.
“Están totalmente interrumpidas las comunicaciones y las carreteras están destruidas”, lo que complica las tareas de rescate, precisó Jamie LeSueur de la FICR desde Beira. El lunes, las calles de la ciudad estaban repletas de árboles arrancados, vidrios rotos y chapas dobladas.
“El ciclón fue extremadamente violento y afectó a todos. Destruyó familias, casas, no hay palabras para describirlo”, dijo Mohamed Badate, de 24 años, empleado de un negocio de ropa devastado.
En la región, casi 10.000 personas están afectadas, 873 viviendas fueron destrozadas así como 24 hospitales y 267 aulas escolares se inundaron, según balance del lunes de la autoridad mozambiqueña de gestión de desastres.
Ceden represas
En los dos países, las autoridades temen sin embargo que el balance sea peor, a medida que avancen las operaciones de rescate. En Mozambique, “varias represas cedieron o alcanzaron su nivel máximo”, alertó Emma Beaty de la organización no gubernamental Oxfam. El presidente mozambiqueño, Filipe Nyusi, que visitó la región, estimó “crítica” la situación.
Zimbabue nunca sufrió la “destrucción de infraestructuras de este nivel”, estimó por su parte el ministro de Transportes, Joel Biggie Matiza. Los rescatistas se concentraban el lunes en la ciudad de Chimanimani, en donde una escuela fue parcialmente destruida por un deslizamiento de tierra que dejó al menos tres muertos.
“Los maestros y el personal administrativo de la escuela hacen lo posible para asegurarse que los niños regresen sanos y salvos” a casa, dijo un padre entrevistado el lunes por la televisora pública ZBC.
“Pero la situación empeora”, agregó, mientras que la lluvia seguía cayendo en esta región fronteriza con Mozambique, en donde muchos puentes fueron arrastrados por el agua.
Frente a la importancia de los daños, el presidente Emmerson Mnangagwa, regresó el lunes de manera precipitada de un viaje a Emiratos Arabes Unidos.
“Nuestra nación está profundamente enlutada”, declaró. “Me dicen que no terminó. El Ejército hace todo lo que puede para llegar hasta las familias afectadas”, aseguró.
La asociación médica de Zimbabue (Zima) lanzó un llamado a voluntarios para ayudar a los siniestrados y pidió donación de alimentos, agua, gas, ropa, frazadas o carpas.