Por: Luis Eduardo Forero Medina
El sector alimentos-bebidas tan próspero como el petrolero y el de extracción de recursos naturales, calificados como los mandamases en la facturación latinoamericana; cobra mayor trascendencia en Colombia por la riqueza de los productos nacionales ante el mundo; que la posicionan como una de las siete despensas alimentarias; que empieza la cadena en el agro con los ingredientes naturales como materia prima, posteriormente procesada y llegada al consumidor, cada vez más exigente.
Esta industria, una de las más importantes del planeta; no podía quedarse en el campo; fuera de los conocidos suplementos dietarios, el portafolio abarca alimentos médicos, nutracéuticos, alimentos funcionales, camareros, maitres, sumillers, vendedores profesionales, coordinadores, traders, industrias de dispositivos de preparación de alimentos; etcétera, que trabajan para “un sector de alto potencial dado que dentro del mismo país se encuentran los insumos que se requieren para la transformación de estos; lo cual le da competitividad al sector frente a otras industrias que requieren insumos que no se producen en el país incrementando los costos de materia prima y del total de la producción”, señala el Departamento Nacional de Planeación (DNP).
Uno de los insumos con que se ha alimentado el sector que empezó su repunte a nivel global el 20 de abril de 1864 con el procedimiento de la pasteurización, quizá su mayor innovación; es fomentar la salud de los consumidores; lo demuestra el hecho que en 2016 en el mundo sólo el subsector de alimentos funcionales, superó los USD 400.000 millones (Euromonitor International, 2017). En esta materia innovadora el sector ha comenzado a dar los primeros pasos con destino a la horticultura urbana y periurbana; y en Colombia, es uno de los seis sectores que pueden beneficiarse del primer laboratorio de referencia nacional en viscosidad, de carácter público, “con el que podrán mejorar sus estándares de calidad y ser más competitivas en los mercados internacionales”. En el país el sector alcanzó ventas por 13.200 millones de dólares en 2017 (Invest in Bogotá). El indicador próspero supone “múltiples retos” (DNP), por su posición predominante en el ámbito internacional alimentario. Uno de ellos es el no depender tanto de la importación de alimentos.
Los versados proyectan que el sector alimentos-bebidas entre los años 2017 y 2022 registrará un crecimiento de 25%. En Colombia, Bogotá por ser domicilio de 39 de las 100 principales empresas del sector, es el principal mercado y centro de producción de alimentos y bebidas, indica Invest in Bogota; una iniciativa público-privada entre la CCB y el DC. ¿A qué se dedicarán los 1.600 millones de personas de países de mediano y bajo ingreso que en los próximos 15 años estarán en edad de trabajar? “Quizá, buena parte de la respuesta a esta pregunta está en las múltiples posibilidades para generar empleo que tiene ahora, y que podría tener más adelante, el sistema alimentario, que no sólo comprende el sector agrícola primario, sino otros como transporte, logística, distribución, preparación, entre otras áreas”, indica el Banco Mundial. En América Latina solo el sector agrícola emplea cerca de 10 millones de los 30,9 millones de jóvenes, entre 15 y 29 años, que residen en zonas rurales, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, (FAO).
Los productos de molinería, panadería y repostería; lácteos; y harinas, confitería y snacks; y bebidas como cerveza, bebidas carbonatadas, jugos y agua embotellada, mandan la parada en el cluster alimenticio-bebidas. El gremio pertenece a la Cámara de la Industria de Alimentos de la ANDI, y en su quehacer corporativo se reúne regularmente en Alimentec, la Feria internacional de la alimentación que se lleva a cabo en el recinto de corferias en la capital de la República.
La otra cara del sector son las crisis alimentarias como la acaecida en 2007-2008 y a la que podría enfrentarse el mundo en un futuro; otras veces El Niño; las incontrolables variaciones con tendencia al alza de los precios de la canasta familiar; la ignorancia nutricional por carencia de alfabetización en tal sentido, que lleva al consumidor a elegir determinada opción sin suficiente ilustración; el desperdicio de alimentos o cuando se descomponen por obstáculos para su transporte. Los hábitos alimenticios de los colombianos quedaron en entredicho en la encuesta del año 2000. Un informe del Banco Mundial señala que “Apoyar el crecimiento de las cadenas de valor alimentarias es primordial para crear nuevos puestos de trabajo”, haciendo énfasis en “ en garantizar que se apliquen políticas que conduzcan a una mayor calidad y estabilidad en los empleos, muchos de los cuales son temporarios y el trabajador se ve obligado a lidiar con esas condiciones”. Los pequeños y medianos productores de alimentos encuentran poco eco en instancias oficiales. El lado positivo, la creciente incorporación tecnológica a la mujer y juventud del agro para incentivarlo en no abandonarlo; y en la industria alimenticia el talento humano incorporado.
Planeación Nacional determinó que “existen diversas brechas a cerrar en este sector, relacionadas con capacidades científico-técnicas, instrumentos de financiación e inversión, actualización de normas nacionales, entre otros”. A nivel internacional dominan el mercado alimenticio Nestlé, PepsiCo, Unilever, Coca-Cola, Mondelez, Danone, General Mills, Associated British Foods y Kellogg’s; todas con el propósito suministrar alimentos de buena calidad.
@luforero4