Más allá de llenarlos de regalos y objetos materiales, hay que reconocerles a los niños sus derechos,brindarles seguridad, confianza, amor, compasión y respeto.
Estos son algunas recomendaciones que dan a los padres los psicólogos Ivonne Grau y Leonardo Ortega de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz para que los niños crezcan en ambientes o entornos saludables.
Aplique la técnica de las tres ‘S’
See: nótelo, reconozca que existe, brinde atención positiva y permítale participar.
Safe: hágalo sentir a salvo, abrácelo, exprese que las cosas pueden mejorar.
Safity: protéjalo, bríndele seguridad para que explore, se atreva, crezca y florezca.
Evite los rótulos para los niños
Los niños no son malos, ni buenos, ni manipuladores, ni aprovechados; son solo niños que buscan ponerse a salvo y adaptarse a lo que sus entornos les ofrecen. Mejor describa su conducta, por ejemplo, veo que lloras porque quieres un tiempo más en el parque.
Negocie, dele control percibido
¿Crees que tres minutos más o dos lanzadas más por el rodadero te ayudará a sentirte mejor?
No pierda el horizonte, recuerde que usted es el adulto de la relación
No le pida al niño hacer algo para lo cual no está listo o que usted mismo no es capaz de hacer. No pida que lo entienda, que se calme, que lo respete, que se coma todo, que esté siempre listo a obedecer, que nunca esté bravo o triste, recuerde que el niño es un ser humano.
Exprese con sus ojos
Que su mirada sea acogedora y suave. No la use para para intimidar, amenazar, menospreciarle o humillarlo. Su expresión facial será el rostro que recordará de adulto para buscar la calma, mejor sonría, acójalo y apruébelo.
Ponga límites
No caiga en la trampa de creer que para corregir hay que lastimar y romper los lazos afectivos con el niño como dejarlo llorar, aislarlo en su cuarto, hacerlo sentir miserable e inmerecido de nuestro amor. Por el contrario, comuníquele siempre que es amado y que su conducta es lo que usted desaprueba. Reconózcale verbal o físicamente su intento y logro. No lo compare a menos que sea con él mismo “hoy eres mejor que hace un momento, te felicito.”
Anticípele actividades, no lo coja de sorpresa con ráfaga de órdenes
Dele tiempo, prepárele para la acción, cuéntele las decisiones y cuando sea factible permítale participar de ellas (hoy iremos al médico, más tarde vendrá la abuela, hoy saldremos de viaje, etc).
Acompáñelo, pero no viva por él
El amor pueda incapacitar y no queremos eso. Anímelo, dele pequeñas ayudas, empodérelo en la acción y de vez en vez mímelo. Usted sabe que él pude comer solo, pero le está pidiendo que lo haga de vez en cuando para no olvidar que él habita en su corazón.
Use el juego
Es el medio de contacto más eficaz de intercambio y comunicación con el niño, aprenda a jugar con él, no cambie sus reglas, diviértase, ajústese y no le de órdenes.
Alivie su cerebro estresado
Cuando están abrumados o no saben cómo responder a situaciones necesitan que los adultos los sumemos a nuestra calma, que seamos el cerebro que apacigua, no el que se une a su caos. Necesitamos como padres ejercitarnos en paciencia, en la capacidad de ver desde sus ojos, sentir con su corazón y en terminar de construir ese cerebro inacabado con los mejores recursos, dos de ellos, el conocimiento y el amor.