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La Oficina de Derechos Humanos de la ONU alertó este viernes del fuerte aumento del número de líderes sociales asesinados en Colombia, ya que se han registrado 51 casos sólo en los primeros cuatro meses de este año.
“Estamos alarmados por el chocante número de activistas asesinados, acosados o amenazados en Colombia, y el hecho es que esta terrible tendencia parece empeorar”, dijo el portavoz de la Oficina de Derechos Humanos de Naciones Unidas, Rupert Colville, en una comparecencia ante la prensa.
Este organismo, que hace un seguimiento de la situación en Colombia a través de su oficina en el país, comparó el número de víctimas desde inicios de año con las 115 registradas en todo 2018, cuando ya se hizo evidente el agravamiento de la situación.
Desde 2015, cuando 41 líderes sociales y defensores de los derechos humanos fueron asesinados, el riesgo que afrontan no hace más que aumentar.
Al año siguiente, 2016, 61 activistas tuvieron muertes violentas y 41 durante el año anterior.
Colville denunció que se ha notado que el peligro para los líderes ha aumentado al hilo de campañas de estigmatización en su contra, especialmente contra aquellos que viven en zonas rurales, caracterizadas por la carencia de servicios básicos, los altos niveles de pobreza y los cultivos ilegales.
Todo ello hace más fácil la presencia de grupos armados ilegales, así como de criminales, por lo que la ONU pidió que las autoridades aborden esa situación de exclusión.
Los activistas que son blanco de violencia defienden las más diversas causas y entre ellos ha habido líderes de la comunidad afrocolombiana, de los indígenas, de los campesinos, de los LGBTI y por los derechos de las mujeres.
También han caído colombianos que se han alzado en defensa del medio ambiente y contra la explotación irresponsable de recursos naturales, así como periodistas y políticos por sus denuncias.
Es así que los líderes comunitarios parecen los más perseguidos y representan siete de cada 10 asesinados.
La ONU señaló con preocupación que algunos de ellos parecen haber sido tomados como blanco por su demanda para que se cumplan ciertos aspectos del acuerdo de paz de Colombia, en particular la restitución de la tierra, el reconocimiento de los derechos de las víctimas y los programas de sustitución de cultivos de hoja de coca.
Colville denunció que el ataque más reciente ocurrió el pasado día 4, cuando una veintena de dirigentes afrocolombianos fueron atacados con granadas y armas de fuego cerca de Santander de Quilichao (departamento del Cauca), en una acción que por suerte no dejó muertos, aunque dos policías que les brindaban protección fueron heridos.